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Mujer y deporte

Patricia Villanueva, una carrera sin fin por las alturas

Apasionada del deporte, la montaña se cruzó en su camino por casualidad. Campeona de Aragón cuatro veces, la turolense asegura que el éxito para ella va por otro lado. Se conforma con poder seguir haciendo los máximos años posibles lo que le gusta.

Villanueva, durante una de sus competiciones

Villanueva, durante una de sus competiciones / Servicio Especial

Arturo Pola

Arturo Pola

Zaragoza

Dice el dicho popular que si Mahoma no va a la montaña, es la montaña la que va a Mahoma. Así se puede resumir ,en parte, la relación de Patricia Villanueva con la naturaleza y las alturas. Casi por casualidad, y porque no le quedaba otra, la turolense empezó a correr por el valle de Benasque y esas galopadas las ha hecho extensibles a casi cualquier colina de la comunidad a un ritmo vertiginoso que le ha permitido hace tan solo unos días proclamarse campeona de Aragón de carrera de montaña. Y no es la primera vez. Ya van cuatro.

Una actividad que a Patricia le llegó tardía, a los 24 años, pero que ahora parece que será para toda la vida. Pero antes de que este tipo de carreras llegara a su vida, lo cierto es que Villanueva no estaba quieta. «Desde que tengo uso de razón siempre he estado haciendo deporte. Mi padre es ciclista, ha ganado bastantes premios y fue él quien me inculcó el amor por él y la importancia que tiene», defiende orgullosa la aragonesa.

Desde pequeña practicó baloncesto, le siguió la natación, luego atletismo. Durante la adolescencia reconoce la propia Patricia que se centró más en el gimnasio. La cuestión era no parar. En ese momento ni pasaba por su cabeza competir a nada, simplemente utilizaba el deporte como un camino para buscar el equilibrio en su vida. «Ahora es muchas más cosas, pero el deporte para mí es terapia, es salud mental», subraya la de Teruel, añadiendo que, además, le ha llevado a rodearse de un «entorno social sano» y a conocer a un montón de gente que ha llegado a su vida para quedarse.

Hasta ahí, todo normal. Pero es que lo que hace Patricia Villanueva cuando corre por la montaña es de todo menos normal, por eso es la mejor en lo suyo. Todo empezó cuando por motivos laborales (ella es orientadora educativa) la aragonesa tuvo que mudarse a los pies del Pirineo. «Mi intención era seguir allí haciendo deporte como acostumbraba. Pero intentaba salir a correr y no había ningún camino llano, todo es montaña. Y la verdad es que eso me empezó a gustar y me enganché rápido», recuerda la turolense.

Competir

Por «probar un poco lo que era», Villanueva comenzó a inscribirse en algunas carreras de la zona, todas de tipo amateur, y los resultados, aunque al principio sorprendentes para ella, se iban repitiendo. «Nunca me bajaba del podio», rememora. «Ahí fue cuando empecé a pensar que igual podía ser buena en esto», confiesa.

 Cuando aprobó su plaza como educadora y pudo volver a su hogar, el Bajo Aragón, su trayectoria en las carreras de montaña dio un nuevo paso adelante. El Matarraña Team fijó sus ojos en ella, le convencieron del potencial que tenía. «Ellos fueron los que comenzaron a exprimirme. En el buen sentido, claro», dice entre risas. Desde entonces, Villanueva acumula éxitos tanto con la Federación Aragonesa de Montaña como con la de atletismo y representa a la selección española y a la de la comunidad en varias pruebas.

Como corredora, la aragonesa asegura que su punto fuerte «son las subidas y mi fondo físico». «Donde soy bastante mala es en las bajadas. Ahí pierdo mucho tiempo, pero lo compenso», explica de manera humilde. Sin entrenador y sin nutricionista, a Patricia le gusta ir por libre en casi todo momento, salvo en uno en concreto. «Cuando voy a la montaña, siempre voy acompañada. No me gusta ir sola, pueden pasar muchas cosas», afirma.

Aun así, allí se siente en su hábitat natural, donde espera seguir muchos años. «No tengo objetivos de ganar carreras. Quiero ganar tiempo, poder hacer esto muchos años y que el cuerpo tarde mucho en decir basta», asegura Villanueva. Porque en la montaña, además de su pasión, Patricia ha encontrado su refugio.

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