RUGBY

El rugby, como remedio para combatir la España vaciada y el ‘Mal del altura’

El torneo de Alcalá de la Selva, en Teruel, celebra su cuarta edición con más de 20 equipos y 350 jugadores en el campo con más altitud del país

El campo de rugby de Alcalá de la Selva, en Teruel, es el que está a mayor altitud del país

El campo de rugby de Alcalá de la Selva, en Teruel, es el que está a mayor altitud del país / Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Alcalá de la Sierra (Teruel)

Alcalá de la Selva es un municipio de la provincia de Teruel ubicado en la escarpada comarca de Gúdar-Javalambre que cuenta con 378 habitantes. Allá por 1930 llegó a tener más de 1500, pero hoy pertenece a la España vaciada. Este precioso pueblo, que forma parte de la ruta de los ‘Pueblos mágicos de España’, destaca por su pintoresco casco urbano, que se levanta en la falda de una ladera donde una red de estrechas callejuelas de casas enfoscadas y tejados rojizos conduce hasta una plaza con una portada manierista que data del siglo XVI. La de la iglesia de San Simón y San Judas. El Santuario de la Virgen de la Vega, templo barroco del siglo XVIII, o las ermitas de Nuestra Señora de Loreto y la de San Roque, conforman junto con el castillo de los Heredia, también llamado de Alcalá de la Selva, el rico patrimonio de la localidad.

Rugby a 1404 metros de altitud

Sin embargo, una de las peculiaridades del pueblo es que alberga el campo de rugby más alto de España, a 1.404 metros de altura. Y precisamente allí, hace seis años dos amigos decidieron utilizar el rugby como vehículo para dar a conocer esta bonita localidad. Miguel, veterinario y ganadero, vive en el pueblo y Juan veranea allí desde que era niño. En 2019 se plantearon montar un amistoso que terminó convertido en el ‘Mal de altura’, el torneo de rugby jugado a mayor altitud en la península. Después reclutaron a Santi y a ‘Pepito’, compañeros de Juan en el extinto Xe 15 valenciano que también coincidieron con Miguel en Les Abelles, y se “remangaron para dar a conocer el pueblo utilizando el rugby como coartada”.

Imagen del torneo 'Mal de altura' de rugby en Teruel

Imagen del torneo 'Mal de altura' de rugby en Teruel / Francisco José Pitarch

El pasado viernes 23, cuando el reloj rozaba las 10 de la noche, y mientras la noche engullía la poca claridad que restaba, un zorro cruzó despreocupadamente la comarcal A-228 a medio centenar de un automóvil que bajaba sin prisa. Apenas doscientos metros más adelante un corzo de cornamenta poderosa miraba alejarse desde la lejanía la luz del coche. Alcalá recibía un año más a los 500 visitantes que toman el pueblo con la excusa de su torneo de rugby en el que este año se medían más de 300 jugadores en 22 equipos. Récord de participación que “ha alcanzado su techo. Sabemos nuestra capacidad y lo que buscamos. No vamos a crecer más en equipos, quizás algo más en jugadores. Pero tenemos claro que el torneo no va a morir de éxito”, como puntualizaba Juan, patrocinador además de organizador.

Equipos llegados de la cercana Comunidad Valenciana (CAU, Les Abelles, Castellón, San Roque, Veteranas Valencia, Hipocanes, Estreles de Morvedre...), de la vecina Cataluña (Taus de Amposta, Old Voltors y sel Vilanova) o de la propia Aragón (Fénix, Universitario, Teruel...) componían un interesante calendario al que se han ido sumando clubes vascos como Munguia o Gaztedi, los Visgordos toledanos y madrileños como XV Hortaleza y su equipo femenino (las Khalesis), las Majadahonda Classics o los Vallekarians, última incorporación llegada del populoso barrio madrileño. La organización ha priorizado darle peso al femenino y en esta cuarta edición había cuatro equipos de féminas, además de dos mixtos. Entre ellas, caras conocidas como las de dos leyendas con las Leonas como Raquel Socías y Ana María Aigneren, o la árbitra internacional Itziar Díaz Murga.

También aparecen jugadores de inclusivo, como Víctor, del Taus de Amposta. Un joven que se enamoró del rugby y que con su pantalón rojo saltó al campo con su determinación y velocidad midiéndose “a gente muy grande. Pero yo soy más rápido ¡je,je!”, sonreía divertido. Su ensayo fue el más celebrado del torneo. Por él, por sus compañeros y por todos los participantes.

Imagen de los equipos del CAU y Teruel, en el torneo de rugby 'Mal de altura'

Imagen de los equipos del CAU y Teruel, en el torneo de rugby 'Mal de altura' / Francisco José Pitarch

En el cuadro masculino, que bascula entre los treinta y muchos y los cuarenta y algunos, aparecía mucho senior emboscado, lo que provocó más de un partido de intensidad respetable con buenos contactos y un ambiente inmejorable. Una paella deliciosa en el almuerzo y el popular torneo de pateo de ‘gordos’ completaban una jornada inmejorable frente a la hermosa arboleda que parapeta este campo entre las laderas de las montañas que lo envuelven. Casi doce horas de rugby y convivencia en el que solo la mala suerte en forma de alguna lesión inoportuna, hizo torcer el gesto en este sábado inolvidable.

Descubriendo la España vaciada

Francisco José Pitarch, ‘Paco Pepe’ para todos, es uno de los que nunca falla. Llegado desde Castellón con su club, él y su cámara retratan los momentos más divertidos e intensos del torneo desde el principio. “Esto no deja de crecer, pero están sabiendo mantener el buen ambiente”, apuntaba. Raquel Socías ponía voz con una respuesta que suena a mantra entre los jugadores que pisan este singular campo. “Una vez que vienes, ya no fallas nunca. Es una delicia el entorno, el campo y el ambiente que han creado”.

La noche anterior, la plaza del casco viejo de Alcalá de la Selva se convirtió en una convención de 'boomers' disfrutones que bailaban al ritmo de la música del DJ que los organizadores y la Comisión de Festejos del pueblo habían contratado para la presentación del evento. En realidad, estos cuarentones son los auténticos culpables del crecimiento del rugby español. Exjugadoras y exjugadores en tiempos no tan lejanos que han transmitido la pasión por el rugby a sus hijas e hijos, quienes hoy protagonizan el espectacular renacer del rugby español. Al tiempo son entrenadores y directivos de sus clubes, dinamizando la vida de estos, y aún les quedan arrestos para seguir vistiéndose de corto y darse unos coscorrones en un campo digno de una postal.

Imagen del torneo de rugby 'Mal de altura' en Teruel

Imagen del torneo de rugby 'Mal de altura' en Teruel / Francisco José Pitarch

A las seis de la mañana del sábado, Miguel ya había visto a sus vacas antes de calzarse la botas y confirmar lo recios que son los lugareños cuando hay un oval por medio. Este ganadero del pueblo es uno de los fundadores del torneo y está encantado de la relación que se ha establecido entre los rugbiers y Alcalá de la Selva. “Llevamos cuatro ediciones y desde la segunda los vecinos me preguntan ¿cuándo vienen los del rugby? Han encontrado a gente educada y cívica que viene de visita y gasta dinero en alojarse y saliendo a comer y a cenar. Es otro tipo de turismo al que estaban acostumbrados, pero Alcalá de la Selva ha abrazado al rugby y el rugby a Alcalá de la Selva”.

Probablemente, ni siquiera esa era la idea inicial de los fundadores del torneo, pero hoy el rugby se ha convertido en un antídoto para luchar contra la España vaciada. Porque muchos de los que este sábado han participado en el ‘Mal de altura’ regresan acompañados de sus familias para descubrir esta comarca. Un lugar espectacular que en invierno se llena de nieve y esquiadores y el resto del año de ciclistas, paseantes y, desde hace cuatro años, de rugbiers que han convertido Alcalá de la Selva en el Ellis Park del rugby español, con su campo de rugby rozando los 1500 de altura.

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