Ciclismo

La utopía del Tour

El Tour de Francia es el objetivo soñado de cada ciclista, la utopía deseada

Tadej Pogacar, en la presentación del Tour.

Tadej Pogacar, en la presentación del Tour. / EFE / CHRISTOPHE PETIT TESSON

Ángel Giner

Zaragoza

El Tour de Francia, esa obra de la imaginación y de la audacia que un periodista parisino puso sobre las polvorientas carreteras de la época hace 122 años, resucita este sábado, como cada año, para empaparnos de ciclismo durante el mes de julio. Es la madre de las carreras ciclistas. Es el objetivo soñado de cada ciclista. Es la utopía deseada por todo aquel que alcanza el profesionalismo en este universo ciclista repleto de grandezas y miserias.

Desgraciadamente la predestinación elimina de la gloria, ya de entrada, al noventa y siete por ciento de los participantes, dedicados en cuerpo y alma a servir al tres por ciento restante. Es la injusticia manifiesta de un deporte extraído de los infiernos para mostrar la resistencia del hombre frente al esfuerzo a veces hasta límites inimaginables. El sistema así lo exige. Primero fue un pretexto para vender periódicos. Más tarde para reivindicar la marca de la bicicleta ganadora, por encima del mérito del ciclista. Hoy se trata de vender cualquier cosa: telefonía, supermercados, loterías, seguros o cantar las bondades de países agraciados por el petróleo.

En esta última oferta, representada por el equipo UAE (Emiratos Arabes Unidos) se halla Pogacar, ganador de tres ediciones del Tour y máximo candidato, visto lo visto en esta temporada. Este sábado, para abrir el Tour no tenemos una etapa, tenemos una 'clásica'. Es como una carrera de un día con todo un pelotón enloquecido por conquistar el primer liderato del Tour al precio que sea: abordando cunetas, saltando isletas o recortando rotondas. Es una jornada para verla y disfrutarla de principio a fin. Se abre una semana de locura, de tensión y de extremo peligro para ese tres por ciento que tiene posibilidades reales de pisar podio en Paris.

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