LA OPINIÓN DE ÁNGEL GINER

El 'nietísimo' se corona líder

Heredó el amarillo de su compañero Philipsen y consagró el trabajo de un equipo de rodadores y llegadores que está confeccionado para recoger frutos durante la primera semana de carrera

Van der Poel celebra su triunfo de etapa con un compañero este domingo.

Van der Poel celebra su triunfo de etapa con un compañero este domingo. / MARTIN DIVISEK / EFE

Zaragoza

Etapa de arduo trabajo de control para los chicos del lider Philipsen, con un perfil llano al que le añadieron una gotas de cianuro al final, mediante un sube y baja de muros concatenados que llevaron la carrera a un estado de efervescencia inimaginable. Los primeros espadas (Pogacar, Evenepoel, Vingegaard y compañía) se desmelenaron, rompieron el jarrón y quedaron expuestas las fortalezas que van a dominar la carrera en las tres semanas que hay por delante. Este domingo se vio mucho de lo que nos espera.

Al frente de este derroche de energía se situó Van der Poel, el nietísimo, un clasicómano excepcional que guarda en sus genes el ADN de su abuelo Raymond Poulidor, aquel eterno segundón, excepcional ciclista que jamás pudo conquistar el Tour porque en tres ocasiones Anquetil, Gimondi y Eddy Merckx se lo impidieron. Van der Poel es un gigante con excesivo peso para la montaña que nunca ganará el Tour, pero es insuperable en llegadas de exigencia extrema de fuerza y potencia. Este domingo heredó el amarillo de su compañero Philipsen y consagró el trabajo de un equipo de rodadores y llegadores que está confeccionado para recoger frutos durante la primera semana de carrera. Un impecable trabajo con final feliz.

También este domingo aparecieron las primeras debilidades del pelotón en esos ocho kilómetros finales de locura colectiva, sin duda tumultuosos y a la vez maravillosos, amargados únicamente por algunos insensatos dignos de prisión, que se dedicaron a atormentar el esfuerzo de los ciclistas con el humo de sus bengalas, privándoles del oxígeno, su principal combustible ante el esfuerzo. Entre esa sintomatología de duda en la batalla podríamos meter a Roglic, Mas o Rodríguez, ciclistas de condición más aeróbica. Este lunes en Dunkerque, el pelotón no vivirá un descalabro como aquel que en su día sufrieron allí los aliados. Aquello es historia. Este lunes, Dunkerque, con cierre de un recorrido de encefalograma plano, está reservado para los funambulistas del esprint.

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