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La montaña en Aragón

Aragón es un sentimiento

La Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) premia este viernes en su Gala anual al esquiador soriano Daniel Izquierdo y a la corredora castellonense Alba Lorás como sus mejores deportistas del 2025. Ambos poseen fuertes vínculos con Aragón por formación académica y montañera, residencia o parentesco familiar

Daniel Izquierdo y Alba Lorás, en plena competición.

Daniel Izquierdo y Alba Lorás, en plena competición. / SERVICIO ESPECIAL

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

Ágreda y Villafranca del Cid no son Aragón. Por poco. Exactamente, por ocho y cuatro kilómetros en línea recta hasta la frontera. De allí son Daniel Izquierdo y Alba Lorás. Ellos son premiados este viernes por la noche como los mejores deportistas aragoneses de la Gala FAM. Sí, aragoneses, condición que no está marcada por su lugar de nacimiento, ni tampoco solo por una ficha federada. Porque Aragón es un sentimiento.

Para Alba son raíces, es papá, es País Maestrazgo, cosida emocionalmente a La Iglesuela, pasar esa línea invisible es un ir y venir cotidiano. A Alba le sobran los motivos para ser la mejor competidora de la temporada. Por ser campeona de la Copa de Aragón de Carreras en Línea, a la que se apuntó «para cambiar de aires», por su puestazo (tercera en categoría sénior) en el Campeonato de España de UltraTrail y por su perfecta adaptación a la selección. «Hemos formado una familia, no puedo tener mejores compañeros. Aunque me llamasen de la Comunidad Valenciana, no iría, no me lo plantearía. Me hacen sentir tan bien. Es terapéutico», asiente sin duda.

Ella, de padre de la Iglesuela, superó un tumor cerebral con la motivación y fuerza por correr. Él llegó a Huesca para estudiar INEF con 20 años y se enamoró del Pirineo sin remedio

Sin dudas ahora, menos quedan cuando se cuenta su intrahistoria. Esta mujer, fuerte, grandiosa, ha tenido en el deporte una fortaleza y una motivación para superar un trago amargo que se cruzó en su vida en plena pandemia. Una sordera fue el síntoma que detectó un tumor cerebral. Benigno, decidió operarse en 2021 para casi eliminar al okupa (le queda un residuo de tres milímetros). «Ahora estoy bien. Sé que tengo que convivir con ese okupa. Lo he aceptado y estoy contenta con la vida que tengo. No quiero otra. Vivo con mucha intensidad». Fue una dura prueba que le dejó alguna secuela física y decisiones vitales decisivas para su felicidad. Cambios en una apuesta por vivir, por dejar Valencia, un trabajo estresante como investigadora y marchar a la calma del pueblo, al abrazo de las montañas y la familia. Se sacó las oposiciones de profesora y respiró en su Maestrazgo.

La mejor medicina

En su recuperación, el deporte fue su mejor medicina. Primero andar diez minutos, luego quince, veinte… “A los dos meses de operarme ya pude correr y a los cuatro me apunté a mi primera carrera. A los siete hice una de las más exigentes del circuito valenciano. Aunque este año es el primero que he podido dedicarlo a entrenar en serio”, afirma Alba Lorás.

Jugadora de balonmano de niña y ciclista de siempre, se puso las zapatillas para recuperarse del embarazo de su hijo en 2018. Se siente cómoda en la larga distancia, entre la maratón y las ultras cortas (de hasta 70k). Entrena de 12 a 16 horas a la semana en un entorno ideal. «En el Maestrazgo hay mucha afición. Tenemos el monte a mano y casi todos los pueblos tienen un club. Para correr no es necesario tener zapatillas de 200 euros, está al alcance de todos».

El esquiador autodidacta

Para Dani es amor por las montañas, Aragón es casa, es ese lugar que le acogió con veinte años, en Huesca. Él, del oeste del Moncayo, se mudó para estudiar INEF y por aquí sigue, enganchado a los Pirineos. «Soy un enamorado del Valle de Tena y de Ordesa, de sus montañas y de sus pueblos».

Él, que jugaba al fútbol de crío; él, que es del pueblo de Fermín Cacho; él, que se recorría el Moncayo en bici; ha terminado siendo un esquiador autodidacta que comenzó al revés que todo el mundo, haciendo travesía en vez de alpino. «Mi primer contacto fue una travesía de dos días con Guara. Dimos la vuelta al Midi. Alquilé los esquíes y me fui un par de días antes a pistas sin saber nada. No me salió tan mal porque aquí estoy», bromea. Le enganchó «el veneno» de la nieve, tanto que fue comprando material, entrenando y probándose en alguna competición. Su año de Erasmus en Grenoble, cerca de Alpes y de sus estaciones, fue decisivo para mejorar su técnica y ponerse como un roble.

Como lo combinaba y combina con el trail, como fueron llegando buenos resultados, la aragonesa le captó. Y él encantado. Han sido tres años de mayor dedicación al skimo, trasladando su residencia invernal a Jaca, y este curso ha sido su explosión: oro en la Copa de España de Esquí de Montaña y una plata en la modalidad de vertical, más una plata en relevos y un bronce en vertical en el Campeonato de España.

Tras terminar la temporada de carreras este fin de semana en Asturias, marcha en nada a Tignes para entrenar un mes sobre la nieve de La Grande Motte. Con 27 años, se dedica a ser instructor de entrenamiento online y ha confirmado su presencia defendiendo la cuatribarrada en el calendario nacional de invierno. No obstante, mira más al verano y quiere centrar el tiro en las carreras de skyrunning, la montaña del atletismo, con cuya selección compitió en el Mundial de Canfranc (27º en el KV), y volver a la mitiquísima Zegama, donde fue 13º en la última edición. «Es un orgullo que me den este galardón en Aragón porque hay un grandísimo nivel de atletas», finaliza Dani.

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