China quiere pisar fuerte en América del Sur y con ese propósito invertirá en Argentina unos 15.500 millones de euros en sectores tan diversos como energía, ferrocarril, comunicaciones, siderurgia, tabaco, agrícola, turismo y medicina. La noticia ocupaba ayer las portadas de los principales diarios de Buenos Aires, que citaban entusiastas fuentes oficiales argentinas. El acuerdo comercial --el más importante de los últimos 40 años-- se anunciará el 16 de noviembre cuando el presidente chino, Hu Jintao, visite Argentina. En el Gobierno se considera esta asociación con el gigante asiático de tanta envergadura política como el acuerdo que se busca con los acreedores externos para salir de la suspensión de pagos.

Dictadores y presidentes electos superaron siempre los prejuicios ideológicos a la hora de hacer negocios bilaterales, que en los últimos 12 años crecieron a gran escala. En la actualidad, Pekín es el cuarto destino de las exportaciones argentinas. Este año le venderá 2.300 millones, sobre todo productos agrícolas.

De acuerdo con Clarín y La Nación , el acuerdo le permitiría a la recientemente creada empresa estatal Energía Argentina (Enarsa) desarrollar proyectos conjuntos de extracción de petróleo en la plataforma marítima. China participaría en el lanzamiento del segundo satélite nacional de telecomunicaciones y entraría en el mercado telefónico.

Según La Nación , Kirchner "se atrevió a bromear en privado" señalando que si esta apuesta le sale bien colocarían su foto "junto a la del general José de San Martín", el máximo prócer argentino. "Tengamos cuidado. Sin un plan estratégico, se entregan los recursos naturales más valiosos", advirtió Elisa Carrió, el principal referente opositor a Kirchner. Clarín aclaró que "no se sabe qué compromisos debería asumir Argentina" ante la falta de precisiones sobre el alcance del convenio.