Qué lejos quedan los tiempos en que, con solo chascar los dedos, el Gobierno socialista recibía el apoyo entusiasta de los grupos minoritarios con tal de dejar aislado al PP. El giro moderado de Mariano Rajoy y el paulatino agravamiento de la crisis económica han roto el aislamiento de los populares y, cada vez con mayor frecuencia, quien se queda solo en las Cortes es el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. Fruto de esta soledad parlamentaria, el presidente se vio ayer forzado a solicitar una comparecencia urgente sobre la crisis --se celebrará el próximo miércoles-- que el Gobierno presentó como voluntaria aunque, solo unos minutos antes, la habían exigido todos los grupos salvo el PSOE.

Los mecanismos de coordinación entre el Ejecutivo y el grupo socialista en el Congreso empiezan a chirriar. Solo así se explica que el lunes, cuando el PSOE negociaba con CiU algunas de las medidas económicas aprobadas ayer por el pleno, no le reclamara su apoyo para abortar la pretensión del PP y de varios grupos minoritarios de forzar la celebración de una sesión extraordinaria en la que Zapatero rindiera cuentas del actuara frenazo económico.

Ayer, poco antes de que se reuniera la junta de portavoces del Congreso, Ramón Jáuregui (PSOE) sí llamó a Josep Sánchez Llibre (CiU) --mano derecha de Josep Antoni Duran Lleida, que se hallaba de viaje en Bruselas-- para solicitarle que los nacionalistas catalanas no se sumara al PP y al resto de los grupos que pretendían conducir a rastras a Zapatero al hemiciclo para hablar a fondo de la precaria situación de la economía. Los diez votos del grupo catalán, junto a los 169 del PSOE, bastaban para impedir esta indeseada comparecencia.

APOYO, PERO NO EN SOLITARIO. Aunque de buen grado CiU le hubiera ahorrado al presidente tan amargo trago, no quería hacerlo en solitario. Primero, para no aparecer como la única fuerza política que, pese a la avalancha de indicadores económicos negativos y augurios aún más sombríos, ayudaba a Zapatero a burlar el control parlamentario. Y segundo, porque, después del lunes el jefe del Ejecutivo expusiera en la sede del Consejo Económico y Social (CES) su diagnóstico sobre el estado de la economía española y expusiera algunas recetas para curar sus males, a los nacionalistas les parecía de justicia que hiciera lo propio en sede parlamentaria.

Aun así, Sánchez Llibre, tan interesado como Duran en tender puentes como el PSOE, exploró una solución que al final resultó baldía. El diputado democristiano sondeó la disposición del portavoz del PNV, Josu Erkoreka, a unir sus votos a los de CiU y el PSOE para evitar la comparecencia forzosa de Zapatero. Pero Erkoreka se negó a participar en la maniobra con el argumento de que él mismo había solicitado la comparecencia del presidente, así que Sánchez Llibre se sumó al PP y las minoría para citar a Zapatero en la Cámara. El PSOE fue el único que se opuso a la propuesta.

"A PETICIÓN PROPIA". Algún problema de comunicación con la Moncloa debió haber, porque, pocos minutos más tarde, el Gobierno envió un escrito al Congreso mediante el cual el presidente tramitaba, "a petición propia", la celebración de ese mismo pleno monográfico sobre la situación económica que el PSOE acababa de rechazar. La sesión se celebrará la próxima semana y, aunque ese día el Congreso no votará ninguna propuesta de resolución que deba inquietar al PSOE, a buen seguro será un pleno de alto voltaje político.

Zapatero deberá medir sus fuerzas con un Rajoy con renovados bríos, tras ser reelegido como líder del PP pese a las embestidas del sector crítico. Y, además, armado con un potente arsenal argumental, puesto que, en vísperas de las elecciones del 9-M, el líder socialista relativizó el impacto en España de unas turbulencias económicas internacionales que al final han derivado en una crisis de gravedad y duración aún inciertas.

La soledad parlamentaria de Zapatero, apenas aliviada por las iniciativas de índole económica que ayer pactaron en la Cámara baja el PSOE y CiU, se reflejó también con toda su crudeza en la sesión del Senado. La Cámara alta tumbó la propuesta del Gobierno sobre los límiteserá un pleno de alto voltaje. Zapatero medirá sus fuerzas con un Rajoy con renovados bríos, tras su reelección como líder del PP frente al sector crítico. Y, además, armado con un potente arsenal argumental, puesto que, antes de las elecciones del 9-M, el líder socialista relativizó el impacto en España de unas turbulencias internacionales que al final han derivado en una crisis de gravedad y duración aún inciertas.

VICTORIA DEL PP. La soledad parlamentaria de Zapatero, apenas aliviada por las iniciativas de índole económica que ayer pactaron en la Cámara baja el PSOE y CiU, se reflejó también en la sesión del Senado. La Cámara alta tumbó la propuesta del Gobierno sobre el límite de gasto presupuestario, condición previa para confeccionar las cuentas del Estado del 2009. Los senadores de Esquerra e Iniciativa per Catalunya no tuvieron ningún reparo en sumar sus votos a los del PP, brindándole una nueva victoria parlamentaria e infligiendo otra derrota al PSOE. Tampoco CiU, PNV ni Coalición Canaria acudieron en auxilio el Ejecutivo. Optaron por la abstención.

El veto de ayer no fulmina el proyecto de ley de vicepresidente Solbes, dado que el Congreso --dejando en evidencia el papel testimonial del Senado-- lo levantará mañana mismo. Pero este nuevo traspié confirma los escollos con que topará el Gobierno en otoño para sacar adelante los presupuestos del 2009.