El brazo financiero de General Motors, GMAC, recibirá 5.000 millones de dólares (unos 3.540 millones de euros), por parte del Departamento del Tesoro estadounidense en un esfuerzo por sacar a la empresa de la crisis financiera en la que se encuentra. Además, se le facilitará otro millón de dólares para que se convierta en una institución bancaria y pueda acceder así al plan de rescate del sector automovilístico.

Esta acción es la última de una serie de movimientos de emergencia que ha puesto en marcha el Gobierno norteamericano con el objetivo de poner fin a la peor crisis de crédito desde 1930 y de limitar la gravedad de la recesión, según informaciones de la cadena norteamericana Fox News recogidas por Europa Press.

El Departamento del Tesoro detalló que adquirirá 5.000 millones de dólares en acciones preferenciales con un 8% de dividendo. Además, presentará un millón de dólares a General Motors, que posee un 49% de GMAC. El otro 51% pertenece a la firma Cerberus.

La Reserva Federal aceptó la semana pasada que GMAC se convierta en una institución bancaria para acceder al plan de rescate automovilístico pero con la condición de que antes aprobara un importante cambio de deuda por valores de la compañía de hasta 38.000 millones de dólares.

En un comunicado, la firma GMAC garantizó que cumpliría las condiciones y aseguró que "la compañía actuará rápidamente para garantizar la disponibilidad de crédito entre los consumidores y empresarios facilitando así la compra de automóviles".

CAÍDA BURSÁTIL "Las acciones del Gobierno federal en apoyo de GMAC tienen un efecto inmediato y significativo sobre nuestra capacidad para extender el crédito a los clientes", señaló en un comunicado el presidente de GMAC, Bill Muir. La financiera modificará su criterio para el otorgamiento de crédito y extenderá préstamos a compradores que tengan una puntuación más baja que la que requería antes.

Por otro parte, la compañía que preside Richard Wagoner ha cerrado el 2008 con una caída del precio de sus acciones de casi el 85%, lo que supone situarse en los valores más bajos registrados en los últimos sesenta años, con un precio por acción inferior a cuatro dólares.