El presidente de la región belga de Flandes, Kris Peeters, dijo hoy que "todavía está luchando" por mantener abierta la planta de Opel en Amberes, cuyo cierre entra dentro de los planes de reestructuración de GM para Europa.

El dirigente regional belga hizo estas declaraciones antes de participar en la reunión entre ministros de Industria de la UE y el comisario del ramo, Antonio Tajani, a la que asiste el titular español, Miguel Sebastián, para discutir la situación del sector de la automoción en Europa.

"El empleo es muy importante para Alemania, pero también para Bélgica. Una de las principales preguntas en este sentido es quién ganará esta carrera cuando Alemania pague 1.000 millones de euros y eso signifique que no haya cierre en Alemania pero sí en Amberes", dijo Peeters.

"Eso será un problema a nivel europeo", añadió el dirigente regional, que pidió a la Comisión Europea que "sea muy clara" con los gobiernos y les transmita que "antes de que den ayudas, la Comisión tiene que evaluar el plan de viabilidad" en su conjunto.

El plan de saneamiento anunciado por General Motors contempla la reducción de la capacidad de producción europea en un 20 por ciento y el recorte de 8.370 empleos de los 50.000 actuales, además de la obtención de 2.700 millones de euros en ayudas estatales.

Opel prevé cerrar la fábrica de Amberes (Bélgica), donde trabajan 2.377 personas, y trasladar a Bochum (Alemania) la producción belga del Astra de tres puertas.

La filial de la estadounidense General Motors también pretende reducir 3.261 empleos en Alemania y 369 en el Reino Unido (en la fábrica de Luton); además de 900 en Figueruelas (Zaragoza); mientras que las factorías en Gleiwitz (Polonia), Aspern (Austria), Ellesmere Port (Reino Unido) y Szentgotthard (Hungría) no se verán afectadas.

El predecesor de Tajani en el cargo, el alemán Günther Verheugen, ya convocó a los ministros en el pasado para pedirles que no iniciaran una carrera de subvenciones a GM-Opel con objeto de conservar el empleo en sus países, porque ello pondría en peligro el mercado interior y violaría las reglas de competencia europeas.