El final del invierno puede suponer el final de la negociación del ajuste en Opel. El escenario más optimista dibuja a la filial de General Motors (GM) con los deberes hechos en el plazo máximo de un mes. Pero para que en primavera emerja la nueva Opel deberán darse varias circunstancias. Primero, que se cierre un acuerdo sobre el plan de ajuste en el viejo continente (también en Figueruelas); segundo, que éste obtenga el visto bueno de las instituciones europeas; tercero, que los gobiernos apoyen a la compañía con sus avales; y cuarto, que se ejecute según el guión.

La planta de Zaragoza ha cerrado la semana con ligeros progresos, pese al toque de atención dado esta misma semana por el consejero de Economía, Alberto Larraz, sobre la necesidad de agilizar la negociación para alcanzar una solución "lo antes posible".

Ayer, comité y dirección volvieron a reunirse para analizar la última propuesta de la mayoría del comité, aunque la empresa solo aceptó complementar los expedientes hasta el 80% del salario, tanto el que afecta a 900 trabajadores que irían al desempleo hasta firmar el contrato relevo --los sindicatos pedían el 100% en el segundo año y el 80% en el primero-- como el de 600 empleados entre abril y noviembre.

Aunque garantizó el retorno de 350 empleados, la empresa consideró que estudiaría varias fórmulas sobre sus condiciones de vuelta, por dificultades en "cuestiones legales", debido a la previa rescisión de sus contratos. En este sentido, los sindicatos pedían mantener antigüedad, salario y categoría. Tampoco aceptó la voluntariedad para esas 350 salidas, ya que eso podría suponer "problemas de organización" y "económicos", informaron fuentes sindicales.

LOS LÍMITES DE GM Desde GM España apuntaron ayer que "no todas las peticiones pueden ser asumidas por la compañía por motivos económicos, organizativos y técnicos" que hacen "inviables" estas medidas. Así, la firma dijo que su oferta a los sindicatos "no supone despidos definitivos" y "permite una reestructuración progresiva, manteniendo el empleo estable a muchos jóvenes".

Así, GM España remarcó que el ajuste en Figueruelas, a través de la fórmula propuesta a los sindicatos, supondrá un "importante esfuerzo económico, organizativo y técnico" para "hacer viable" a la planta. Fuentes de la compañía añadieron que todo ello también "implicará cambios en el convenio colectivo", que servirán para que "sea factible la devolución de los avales y créditos" a los Gobiernos y entidades.

Por tanto, el nudo en la negociación deberá desenredarse en estas próximas semanas. No obstante, el presidente del comité, José Juan Arcéiz, afirmó ayer que "no se cerrará un acuerdo de cualquier manera. Se tiene que hacer bien". De momento, los cuatro sindicatos que consensuaron una propuesta sobre el ajuste (UGT, CCOO, USO y Acumagme) solicitaron ayer un comité de empresa, en el que tienen previsto presentar una propuesta de convenio a la empresa. Lo que tienen claro los sindicatos es que "no vamos a aceptar congelaciones salariales de cinco años", apuntaron ayer.

SIN PETICIÓN DE AVALES Por otra parte, el ministro español de Industria, Miguel Sebastián, aseguró ayer que aún no ha recibido ninguna solicitud concreta de ayudas por parte de GM, en contra de lo publicado por el Financial Times, el pasado jueves, que cifraba la ayuda española en 500 millones. "No hemos recibido ninguna petición concreta", aseguró en Bruselas, donde participó en una reunión con sus homólogos y el comisario del ramo, Antonio Tajani, para discutir el futuro del sector en Europa.