Las "aparentes" tensiones que enfrentaron a la cúpula de Repsol con Sacyr, su principal accionista (20% del capital), son ya "agua pasada". Con este mensaje, un tanto voluntarista, el presidente de la petrolera, Antoni Brufau, dio ayer por zanjado su enfrentamiento con su homólogo de la constructora y vicepresidente de Repsol, Luis del Rivero.

El directivo aseguró que el "consejo está unido" y todas las partes han asumido que deben hacer "su parte de sacrificio" para afrontar la adversa situación. "Hay una voluntad clarísima de tirar todos juntos del barco", remató.

En la compañía, estiman que Del Rivero ha desistido de tomar el control de Repsol, al darse cuenta de que no cuenta con los apoyos internos y políticos necesarios para ello. Brufau, de hecho, declaró sentirse con "muchísima fuerza" para seguir siendo presidente por "muchos años", gracias al apoyo de sus directivos y de La Caixa.

Repsol ganó 1.559 millones de euros el año pasado, el 39% menos. Las fuertes caídas de los precios del petróleo (36,6%) y el gas (55,6%) y del margen del refino (82,4%) lastraron el resultado. La compañía ha recortado el dividendo el 19% y las inversiones del plan estratégico de 28.900 millones a 25.000 millones.