Más pobres

10.000 euros. Eso es lo que hemos perdido cada español con la crisis en los dos últimos años. Nuestro patrimonio se ha reducido por una disminución de la riqueza inmobiliaria y de los activos financieros (ahorro, acciones etc-). Es decir, la típica unidad familiar media de 3-4 miembros ha perdido entre 30 y 40.000 euros en los últimos dos años (la mitad por la pérdida de valor de su piso y la otra mitad por las acciones y demás activos financieros).

Son datos extraidos del Banco de España, pero yo añadiría aún un sumando más a esta cifra: Si nuestra riqueza medida, en términos de PIB, no volverá hasta los niveles del 2007 hasta al menos el 2011 o más bien el 2012, ¿cuánta riqueza ha dejado de generarse en este parón de 4 ó 5 años?. A tenor de los crecimientos medios en las dos últimas décadas, una media del 3,5% anual, es decir, habremos perdido o dejado de generar un 18% de PIB, un tercio del mismo en menos de un año --entre el cuarto trimestre del 2008 y el primer semestre del 2009--. Eso significa otros 4.000 euros por habitante.

Da igual que pongamos el listón en la cifra más incuestionable de los 10.000 euros o más arriba, lo único relevante es que lo somos más pobres. Y el drama es que no lo queremos aceptar, o al menos no todos. Los españoles de a pie nos estamos apretando el cinturón a base de ahorrar, de no consumir; las empresas están reduciendo costes por todas partes, pero parece que hasta ahora desde el estamento público funcionaba la coartada de que, dada la crisis, desde lo público había que gastar más para que el país no se parara. Craso error.

Nos vendían que el sector público era la solución a la crisis del sector privado y ahora nos dicen que es precisamente éste la losa que impide la recuperación de la economía. La economía de un país es una, es el mismo dinero el que gastan los privados y los entes públicos. Si no hay o hay menos que antes, solo podemos gastar menos y hacer los cambios necesarios para que podamos volver a tener más en el futuro. Hacer ninguna de esas dos cosas o hacer las contrarias solo conseguirá que la cifra de nuestras pérdidas vayan en aumento. No hay excusas.