El comité de Pipelife Hispania consiguió, gracias a la mediación del consejero de Industria, Arturo Aliaga, que el director financiero de la compañía se trasladara ayer a Zaragoza para mantener una reunión con los representantes sindicales. Sin embargo, no ha logrado cambiar el mensaje que traía desde Austria. El directivo ratificó ayer por la noche lo que ya se sabía: la fábrica de tuberías plásticas del polígono Malpica echará el cierre y dejará en la calle a sus 104 trabajadores.

El ejecutivo rechazó la propuesta del comité, que llegó a plantear un recorte de la plantilla o la aplicación de un ERE para evitar el cierre. Nada sirvió. "Ha quedado claro que es una decisión estratégica y que no venía con ningún espíritu negociador", dijo Pedro Centeno, de FIA UGT.

El comité manejaba dos alternativas para mantener el empleo: estirar la vida de la factoría hasta el 2012 (cuando se estima que el sector repuntará) o vender la planta a otra compañía. En este sentido, Aliaga, que estuvo presente en la reunión, ofreció el apoyo de la DGA en la búsqueda de un posible comprador e incluso planteó ayudas en I+D si la firma se introducía en líneas de producto más tecnológicas. Pero todo fue en vano y el director financiero rechazó cualquier ayuda.

Los representantes sindicales quieren hablar con Solvay --una de las dos multinacionales que participa en la joint venture-- para "intentar convencerles". El comité mantiene los paros parciales para hoy, cuando se decidirá si continúan las protestas.