Las provisiones, la hucha que están obligadas a engrosar las entidades financieras para hacer frente al impacto del impago de créditos y de la pérdida de valor de otros activos, funcionan como indicador de la salud de la institución y de cómo ve el futuro. Y Caja Madrid, presidida por Rodrigo Rato, lo ve negro. La entidad ganó 231,6 millones de euros entre enero y septiembre, el 62,8% menos que un año antes. Las ganancias son casi cinco veces menores a los 1.095 millones que destinó a provisiones. "El objetivo del ejercicio es sanear el balance. Por cada euro de beneficio, hemos dedicado más de tres a este fin", apuntaron ayer fuentes de la caja. La cuarta institución financiera del país --pasará a ser la tercera en enero, cuando culmine su fusión fría con Bancaja y otras cinco entidades-- auguró "al menos" 15 meses de problemas para la economía española y la banca.