Malos tiempos para el tejido empresarial aragonés. Un año más, la llegada del otoño ha vuelto a demostrar que no es la mejor época para los intereses de los trabajadores de la comunidad. En esta ocasión, ha sido Lear la que ha anunciado que quiere despedir antes de que acabe el año a entre 80 y 110 empleados de su planta de Épila, en la que trabajan 340 personas.

La compañía, dedicada a la fabricación de asientos para vehículos (sobre todo para el Corsa), comunicó el pasado lunes al comité que con la producción prevista a corto plazo es "inviable" mantener la actual plantilla. En concreto, la firma justificó la decisión en la caída de pedidos por parte de GM España durante los meses de noviembre y diciembre, aunque desde el comité de la planta de Figueruelas señalaron ayer que el descenso productivo no va a ser significativo (unos 60 Corsas menos del millar que hace al día actualmente). Las mismas fuentes subrayaron que en enero la producción volverá a repuntar. "Somos conscientes de que se han aprovechado de esta ligera bajada para anunciar el ERE de extinción, pero no tiene sentido porque luego los pedidos volverán a subir", lamentó el presidente del comité de Lear, Isidro Agustín.

Los representantes de los trabajadores se vuelven a reunir mañana con la empresa, pero tienen muy claro que su único objetivo es la defensa de los empleos. Por eso, van a reclamar a la dirección que en lugar del expediente de extinción presente uno de suspensión temporal, como el que se está aplicando actualmente y que finaliza el 31 de octubre.

De momento no quieren ni oír hablar de posibles indemnizaciones, pero uno de sus grandes temores es que se aplique la reforma laboral y les ofrezcan 20 días por año. Más si cabe, cuando la media de antigüedad en la fábrica ronda los 15 años y todos los empleados son fijos. "El miedo está ahí, pero ahora no queremos saber nada del asunto de las indemnizaciones", indicó Agustín.

LA REFORMA DA MIEDO En este sentido, el secretario general de la Federación del Metal de UGT Aragón, Luis Tejedor, consideró que la reforma "ha pesado sobremanera" en la decisión de Lear y alertó de que el nuevo reglamento laboral está generando "un efecto llamada" en todas las empresas de la comunidad. "Sus asesorías jurídicas les aconsejan que, con una legislación favorable a la extinción, les puede salir mejor despedir que plantear un ERE de suspensión", explicó Tejedor, que advirtió de que a corto plazo la finalización de expedientes en otras firmas podrían dar lugar a más despidos.

Por el momento, el comité de Lear va a intentar impedir que sea así en Épila, aunque desde la firma indicaron que la plantilla "esta sobredimensionada y que no se va a negociar un ERE de suspensión". Hasta la fecha, la planta ha utilizado esta fórmula para evitar despidos. De hecho, en enero del 2009 se aplicó un ERE de siete meses con carácter rotatorio para casi 100 empleados y, posteriormente, se renovaron dos más. "Los últimos se aprobaron para 140 personas, pero nunca salieron más de 60", apuntó Agustín, que prefirió no hablar aún de las posibles protestas.

Ayer, el consejero de Economía, Alberto Larraz, vinculó los despidos en Lear a los ajustes que se realizan en la industria automovilística. "Ha reducido su capacidad instalada en todo el mundo y, por lo tanto, también en Aragón", dijo Larraz.