Pocos empleados de CAI, probablemente ninguno, temen a esta hora por su puesto de trabajo. A tenor de lo explicado ayer por el director general de la entidad, Luis Miguel Carrasco, en su intervención en la Sala Mozart ante más de 1.300 trabajadores de la caja, el proceso de fusión fría con Caja Círculo de Burgos y Caja Badajoz no va a suponer una reestructuración traumática. Los cálculos apuntan negativamente a un centenar de puestos de trabajo --podrían ser 97-- pero todo indica que serían jubilaciones anticipadas con un listón puesto en los 57 años. Y ahora mismo la sensación es de que no van a faltar voluntarios.

En tres horas de intervención ante los empleados de CAI, Carrasco detalló los pasos que se han dado hasta ahora para la constitución del Sistema Institucional de Protección (SIP) junto a las otras dos cajas y defendió, sin escatimar todo tipo de datos y cifras, cómo el proceso de integración "garantiza el futuro de las tres entidades".

AJUSTE LIMITADO Carrasco informó sobre la estructura del nuevo SIP, que contará con una entidad central y nueve direcciones funcionales repartidas entre las tres cajas, con el objetivo de utilizar óptimamente los recursos y fortalezas de cada una para lograr la máxima eficiencia. Y es aquí donde incidió en que el "ajuste necesario" de puestos de trabajo será "muy limitado".

Las bajas, según palabras del director general, se gestionarán en su gran mayoría "con jubilaciones anticipadas, de forma gradual y en un horizonte temporal de tres años".

El director general se preocupó en responder a todas las preguntas que previamente habían formulado los empleados a través de un correo electrónico habilitado al efecto. La mayor parte de ellas hacían referencia a posibles despidos, la preocupación principal de la plantilla.

Los representantes sindicales tomaron de forma desigual las explicaciones de Carrasco. Todas las voces coinciden en algo: por definición, están en contra del SIP como concepto. A partir de ahí, añaden sus matices. "Llegados al punto que estamos, creo que podemos ser optimistas. El proyecto que se ha presentado es coherente y convincente". Son palabras de Miguel Ángel Villalba, de Comisiones Obreras.

"Técnicamente, el planteamiento de los responsables de la caja es bueno. Los daños van a ser los menos". Esta es la versión de Gonzalo Postigo, de ASIPA (Asociación Sindical Independiente de Profesionales del Ahorro).

Menos optimista se mostró Victoria Camarena, de UGT, que alertó de la desaparición del modelo de caja de ahorro. "Todos sabemos que el SIP supone la bancarización de la caja y por lo tanto su desaparición como hoy la conocemos".

SIN ACUERDO LABORAL Victoria Camarena recordó que ahora mismo no existe acuerdo laboral entre la caja y los representantes de los empleados, ya que estos se levantaron el jueves de la mesa de negociación.

La ruptura fue la negativa de las tres cajas a homogeneizar los sueldos en las tres entidades de forma progresiva --tanto los de las oficinas como los de aquellos que se incorporan a la matriz--. En este caso, son los empleados de CAI los que tienen un mayor nivel de retribución que en las otras dos entidades. "Está claro que a igual puesto de trabajo se debe cobrar lo mismo", explicó Camarena, bastante decepcionada con la postura "intransigente" de los responsables de Caja Inmaculada en este apartado.

La representante de UGT espera que ambas partes vuelvan a reunirse antes del jueves, día en que están previstas las respectivas asambleas de las tres entidades para dar el visto bueno a esta operación a tres bandas. "Probablemente se llegue a la asamblea sin reunión y después se trate el tema. No creo que haya problema en ello", dijo por su parte Gonzalo Postigo.