El Gobierno de Angela Merkel no está dispuesto a perder ni una pizca de protagonismo en Europa, y para remarcar su perfil no le duele en prendas rebajar la expectativas de la reunión que hoy mantendrá en París la cancillera con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y que el país anfitrión había calificado de muy importante para consolidar los avances en la gobernanza del euro.

Tras dos semanas de vacaciones, Merkel recuperó las riendas del gobierno alemán con el trasfondo de unos mercados ahogados por la crisis presupuestaria y fiel a su negativa de la creación de los eurobonos. Así lo volvió a dejar ayer claro su portavoz oficial, Steffen Seibert, quien reiteró de forma tajante que Merkel no tratará en París su puesta en marcha. "Los eurobonos no han sido tema en meses pasados ni lo serán en el encuentro con Sarkozy", aseguró Seibert, quien insistió que no es el instrumento para estabilizar la eurozona. "No los consideramos la vía correcta", recalcó.

El mensaje deja patente que el Gobierno federal, y a pesar de la cada vez más delicada situación económica, no piensa cambiar el guión que viene repitiendo en los últimos meses. Para el gobierno germano, el único camino para superar la crisis de la zona del euro pasa por la "consolidación consecuente de las reformas" que están llevando a cabo los países con una delicada situación económica. "Alemania no está dispuesta a tomar otra dirección", insistió el portavoz.

El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, reclamó ayer, en declaraciones al diario Bild, a los países del euro que acuerden pronto --antes de que concluya septiembre-- la ampliación del Fondo de Estabilidad Financiera acordado en la cumbre del 21 de julio.