Hace un año, en la reunión que anualmente mantiene la Reserva Federal de EEUU en Jackson Hole (Wyoming), Ben Bernanke describió herramientas de estímulo que podían aplicarse para intentar reactivar una economía entonces renqueante. Meses después llegó la primera de las dos rondas de compra de bonos del Tesoro. Doce meses después, en una situación económica no muy distinta, los mercados apuestan porque mañana el presidente de la Fed plantará cara a la corriente política que en Washington está impulsando una apuesta por los severos recortes y planteará nuevas políticas de estímulo.

Quizá se trate, más que de una posibilidad, de una esperanza de los mercados, para los que no son suficientes datos como el de ayer que mostró una subida del 4% en julio de las órdenes de bienes duraderos en EEUU, o que el Congreso rebajara su previsión déficit para la economía a 1,3 billones este año, el 7% menos. Y nada indica que Bernanke vaya a anunciar nuevas medidas como otra ronda de compra de activos del Tesoro, pues ya en la última reunión hace dos semanas anunció varias, como la intención de mantener cerca de cero los tipos a largo plazo por lo menos hasta mediados del 2013.

Quien recibió malas noticias ayer fue Japón: la agencia Moody's rebajó un escalón la nota para la deuda soberana del país.