Olga Grau: "Annus horribilis"
La crisis actual no la podremos resolver con proyecciones increíbles para el 2013
OLGA Grau, periodista
Un amigo católico razonaba esta semana sobre la diferencia entre la apariencia y la verdadera intención. "Si el Papa Benedicto XVI ha proclamado este año el año de la Fe, es precisamente porque no hay fe", explicaba. La necesidad de algo es la que provoca que se planteen estrategias para conseguirlo, aunque creen confusión a priori.
Más que celebrar la fe, lo que se busca es atajar la crisis de la Iglesia y evangelizar al hombre contemporáneo. ¿Es una profunda necesidad de insuflar optimismo, de implementar una estrategia, una negación de la realidad o una mentira? El ejemplo es aplicable a muchos de los mensajes que nos llegan durante esta crisis que nos afecta.
Cada día hay que interpretar más las palabras para entender el sentido y todas las buenas intenciones ofrecen dobles lecturas. De hecho, cuando el Gobierno nos dice que estamos sentando las bases para salir de la crisis es precisamente porque la crisis es tan grave que amenaza al Estado del bienestar, resquebraja el mercado de trabajo y crea una profunda división entre los que tienen un empleo y forman parte del sistema y aquellos que no, los que han sido expulsados para convertirse en receptores de subsidios, ayudas y caridad.
Las cifras del desempleo del pasado viernes de EPA son quizás la peor noticia que hemos recibido en mucho tiempo. Que uno de cada cuatro españoles no tenga empleo es un golpe directo a la mandíbula de todos los gobernantes, un puñetazo a la dignidad como país, un triste récord que ni países del tercer mundo pueden exhibir.
Un país que en tiempos de bonanza tiene un 10% de paro y que en épocas de recesión supera un 25% y avanza hacia los seis millones de parados con paso firme tiene un problema. Un país que ha tenido que aprobar un decreto para limitar los despidos de personas de más de 50 años, lo que quiere decir que este colectivo está muy duramente afectado por el paro y no tiene posibilidades de encontrar otro puesto de trabajo, es un país en el que difícilmente nadie se podrá jubilar a los 67 años con una pensión digna porque difícilmente se podrá trabajar los últimos años de la vida laboral si no es en condiciones precarias.
La crisis actual no la podremos resolver celebrando el año del empleo o el año de la banca honesta ni tampoco negando la difícil situación que atravesamos ni arrojando proyecciones macroeconómicas increíbles para el año que viene.
Los ciudadanos necesitan que se trabaje en la reforma de los cimientos del sistema económico para que, ya que todo se ha derrumbado, se pueda construir mejor.
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