El ritual católico señala para la festividad de ayer una de las pocas conmemoraciones móviles, de las que cambian cada año según el calendario litúrgico: ayer era viernes de Dolores, previo a la Semana Santa. El color propio es el morado, que rara vez se distingue si acaba combinando con el rojo o con el verde. De momento, ayer los analistas optaron por el rojo suave, una pequeña corrección para cerrar una semana convulsa, pero más en lo político y lo psicológico que en lo financiero. Las autoridades de Chipre ya pueden tomar la decisión que crean más oportuna, porque los corros dan por descontados sus efectos a corto plazo, más bien vinculados a la racionalidad del tamaño y peso del país en el contexto europeo.

En el otro extremo, quienes tienen posiciones más que tomadas y afianzadas en la quiebra del euro a medio plazo, tampoco iban a aporvechar la ocasión para revender sus estimaciones. De Londres y de Nueva York aparecieron la mayoría de comentarios dispuestos a mantener que Chipre marcará el futuro de toda la eurozona si abandona la moneda común. De momento, un deseo, que también cotiza. Cuestión aparte es que la recuperación de palabras como corralito, quiebra y contagio han dejado moratones en la eurozona. Curiosamente ha desaparecido del vocabulario la prima de riesgo. Pues la prima española ha seguido en la zona templada, también esta semana. El Ibex 35 sufrió ayer otro leve retroceso, del 0,26%, lo que deja la semana en pérdida del 3,36%, y el índice en los 8.329 puntos.