Casi uno de cada cinco euros que genera la economía española lo hace de forma sumergida, esquivando el pago de impuestos y cotizaciones sociales. Se estima que el volumen de la economía fraudulenta en España alcanzó los 201.300 millones de euros en el 2012. La cifra equivale al 19% del PIB, más del doble que las tasas de Noruega (7% del PIB), Finlandia (8%) o Suecia (9%) y muy por encima de los niveles de Francia y Reino Unido (10% del PIB), Irlanda (12%) o Alemania, Austria y Dinamarca (13%).

Los datos proceden del prestigioso estudio que periódicamente elabora el doctor Friedrich Schneider, de la Universidad Johannes Kepler de Linz (Austria), referencia mundial en la incierta ciencia de estimación de la economía sumergida. Los resultados, analizados por la consultora A.T. Kearney, fueron presentados ayer en España de la mano de la compañía de medios de pago electrónicos Visa Europe.

El informe concluye que "la economía sumergida tiene un gran tamaño en España, que supera a las de la mayoría de países de Europa occidental, aunque se mantiene en un nivel similar al de la media europea". Para muchos analistas, tan elevado nivel de economía sumergida explica que la existencia de 6 millones de parados en España no haya provocado aún un estallido social en el país.

En España, la tasa de opacidad en la su economía se ha mantenido estable, en el entorno del 19%, desde el estallido de la crisis en el 2008, ejercicio al que hace referencia el primero de los informes Schneider. Desde entonces, esta tasa ha oscilado entre el 18,7% del PIB, del 2008, y el 19,4% alcanzado en el 2010.

En cifras relativas, la tasa de economía oculta del 19% coloca a España en el tercer puesto por la cola de la Europa occidental. En cifras absolutas, los algo más de 200.000 millones opacos en España ocupan el quinto lugar tras los datos de Alemania, Italia, Francia y Reino Unido.

El informe Schneider anticipa una ligera reducción del nivel de economía sumergida en España en el 2013, hasta el 18,6% el PIB (195.600 millones). Esta evolución, según Visa Europe, tiene que ver con las medidas antifraude adoptadas en los últimos años, con el desplome del sector de la construcción (a cuya sombra se genera un reguero de dinero negro) y con la propia recesión económica. "Si disminuye el poder de compra de los españoles, también repercute en las operaciones no declaradas", explicó Manuel García Ramos, de A.T. Kearney.

SECTORES PRODUCTIVOS

Por sectores productivos, los mayores porcentajes de economía sumergida en España se concentran en construcción (29%), hoteles y restaurantes (19%), comercios (18%), industria (16%), transportes y comunicación (14%) e inmobiliarias (donde el 9% de la actividad se desarrolla de forma opaca). Se calcula que en estos seis sectores productivos se concentra la mitad de los algo más de 201.300 millones de economía sumergida en España.

Según A.T. Kearney, el trabajo sin declarar fue uno de los motores durante el boom de la construcción en España hasta el 2009 y aún subsiste en las reparaciones del hogar, obras de renovación y subcontratas. En comercios y bares y restaurantes, el fraude se relaciona, sobre todo, con ventas no declaradas.

El informe Schneider, además, encuentra una relación inversa entre economía sumergida y medios de pago electrónicos. A mayor uso de estos, menor nivel de economía oculta. Para España, se calcula que solo el 17% del gasto total de las familias se articula mediante pagos electrónicos (frente a la media europea del 25%) y se cifra en 120 el número de transacciones per cápita (180 de media en la UE). Según el informe, un aumento del 10% en el uso de medios de pago electrónico permite reducir la economía sumergida entre el 4% y el 6%. Esta mejora puede llegar al 9% si los pagos electrónicos logran crecer en torno al 15%.

Así, Visa Europe encuentra en este informe argumentos para intentar convencer al Gobierno de la necesidad de estimular un mayor uso de los medios de pago electrónicos.