Han sido tres años difíciles de cortejo, pero por fin llegó el día. Ibercaja y Caja3, integrada por CAI, Caja Círculo de Burgos y Caja Badajoz, sellarán hoy su particular matrimonio en un acto íntimo sin medios de comunicación. Algo que, por cierto, ha sido la tónica general en una relación complicada y sometida a grandes tensiones. No oficiará la ceremonia nadie en particular, en la que tampoco se oirá 'lo que la reforma del sector financiero y Guindos ha unido que no lo separe nadie'. Sí estarán los contrayentes, los máximos responsables del grupo liderado por CAI y de Ibercaja, que se verán de nuevo las caras antes de disfrutar de un verano que pareció que nunca llegaría. Sin embargo, en septiembre, como en toda relación, tendrán que estar sujetos a unas normas para que la convivencia sea fructífera.

En el cortejo que hoy concluye, la entidad presidida por Amado Franco ha sido la que ha llevado las riendas. Eso sí, dejando hacer y evitando cualquier tipo de conflicto. Por el contrario, Caja3 ha tenido que hacer frente a numerosos requisitos y condiciones antes de oficializar, hoy, su integración con la principal entidad aragonesa. Entre ellos, destaca la supresión de 515 puestos de trabajo y el cierre de un máximo de 187 oficinas, un proceso que está aún abierto y que concluirá el 31 de este mes.

El pasado de la entidad liderada por CAI y sus flirteos con el sector inmobiliario ha pesado como una losa y, antes de dar el paso definitivo, Ibercaja tenía que asegurarse de que su pareja debía corregir episodios de infausto recuerdo.

Drásticos ajustes

Fue precisamente por ese pasado por el que Caja3 ha sufrido un drástico ajuste laboral y una notable devaluación de sus activos inmobiliarios (también denominados tóxicos) antes de que pasasen a formar parte del banco malo (unos 2.212 millones de euros). Las operaciones ligadas al ladrillo durante la última década han pasado una elevada factura a CAI e Ibercaja no quiso verse salpicada y, de hecho, tuvo que recibir ayudas públicas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) de 407 millones de euros. Incluso la comercialización de los productos híbridos, principalmente deuda subordinada, (93 millones de euros) se ha solucionado antes del sí quiero definitivo.

De esta forma, hoy, Ibercaja ejecutará una ampliación de capital (el importe está por determinar) a la que se suscribirán los integrantes de Caja3. Posteriormente, se celebrará un consejo de administración de Ibercaja Banco que bendecirá la unión y se incorporarán los nuevos accionistas. Será a partir de ese momento cuando la entidad presidida por Amado Franco tendrá el control absoluto, con el grupo Caja3 como filial. En una nueva fase, a partir de diciembre del 2014, este grupo se diluirá en Ibercaja.

El máximo órgano

Entre las dudas por despejar se encuentra la configuración del consejo de administración de Ibercaja Banco, que estará formado por un máximo de 15 consejeros, de los cuales tres serán de Banco Caja3 (uno por cada caja que integra el grupo). Un tercio de los consejeros serán independientes. La Comisión Ejecutiva estará formada por siete miembros y uno será de Caja3. También contará con una de las dos vicepresidencias.

La estructura directiva del nuevo grupo (Ibercaja Banco) será la que fije el consejo de administración. No obstante, el consejero delegado de la entidad será José Luis Aguirre, actual director general de Ibercaja, mientras que el consejero delegado de Caja3, Luis Miguel Carrasco, será designado para un cargo de alta dirección que dependerá directamente del propio Aguirre.

Una de las incógnitas es si, finalmente, entrará en el consejo de administración el que ha sido secretario de Caja3, Juan Antonio García Toledo, tal y como aparece reflejado en el acuerdo de integración alcanzado entre ambas entidades.