La crisis no da tregua a la plantilla de La Bella Easo. Los 135 empleados de la factoría aragonesa recibieron el pasado martes un comunicado interno de la dirección de Panrico --matriz de la que forma parte-- para anunciarles que no cobrarán su salario hasta nueva orden. De forma unilateral y sin mediar aviso, la compañía decidió suprimir el sueldo a sus 4.050 trabajadores en toda España. Los problemas de liquidez que han llevado a Panrico a "aplazar" (según la terminología de la empresa) el pago de la nómina de septiembre para poder "cumplir los compromisos adquiridos" con los proveedores y "mantener el funcionamiento normal de la compañía", según la nota enviada por la firma, que ayer declinó realizar declaraciones.

Fuentes sindicales de La Bella Easo, que en el 2008 casi triplicaba su plantilla actual (se ha pasado de los 360 trabajadores a los 135 actuales), y que sufrió hace ahora un año el último ERE con 39 despidos, señalaron que el salario más común en la factoría oscila entre los 20.000 y los 26.000 euros. UGT y CCOO, a nivel nacional, ya han solicitado por carta una reunión "urgente" con los responsables de la firma para pedir explicaciones.

DEUDA DE 700 MILLONES El caso es que la situación de Panrico se asimila a la de sus famosos Donuts, con un agujero en sus cuentas que revela pérdidas de unos 700 millones desde el inicio de la crisis, según fuentes del mercado.

Esta multinacional responsable de productos como Donuts, Donettes y Bollycao fue creada en 1962 por la familia Costafreda. En el 2005, la firma de capital riesgo Apax Partners compró la compañía por 900 millones, y al año siguiente, vendió las fábricas que tenía en Grecia y China para centrar la producción en la Península Ibérica. Trató de diversificar el negocio (compró a Kraft Foods el negocio de Artiach, sumando más créditos), y en el 2009 invirtió 35 millones en envasar individualmente los Donuts. Resultado: caída de las ventas y obligada marcha atrás.

Acosada por la deuda, en el 2011 el fondo Oaktree (especialista en reestructuraciones) se hizo con el control del 80% de la firma. El cambio de hábitos del consumidor, la presión de las marcas blancas y los elevados costes de distribución del producto han sido la puntilla.

Para reflotarla, su exconsejero delegado, Juan Casaponsa, elaboró un plan de viabilidad que presentó a Oaktree el miércoles pasado. Al día siguiente, el fondo nombró consejero delegado a Carlos Gila, que trabaja en un nuevo plan.