Cuando Emilio Botín afirmó desde Nueva York que el dinero extranjero entra a espuertas en España, más de uno le acusó de no tener los pies en el suelo. El presidente del primer banco europeo y del doceavo a nivel mundial se mostró "entusiasta, optimista e ilusionado", en sus propias palabras, con el gran momento que atraviesa España. El banquero hace tiempo que no viaja en metro ni conoce los apuros de las familias españolas para llegar a final de mes, pero sí recorre los foros económicos mundiales, se reune con los presidentes de grandes bancos, mandatarios mundiales, grandes fortunas y bancos de inversión.

Cuando Botín afirmó que "todo el mundo quiere invertir en España", se refería, por ejemplo, a operaciones como la compra del 6% de FCC por parte de Bill Gates. Que el hombre más rico del mundo, según Forbes haya desembarcado en España da una idea de los precios irrisorios a los que cotizan las empresas españolas, lastradas por el elevado riesgo país asociado a España y a la ruptura del euro.

En los últimos meses, grandes fortunas y fondos de inversión han comprado activos en España. Es indicativo de que los precios caerán poco e irán hacia arriba. Es una gran noticia, sobre todo, para los inversores, para los grandes, pero también para los pequeños que tienen sus ahorros en forma de acciones en estas compañías. Aunque la mejora en la economía financiera todavía tardará en tener reflejo en el mercado de trabajo. Y eso, todavía pesa.