Los orígenes de la placa de inducción estarán unidos para siempre a la fábrica de Balay en Montañana. Hoy, no todo el mundo sabe que esta innovadora tecnología dio sus primeros pasos en la capital aragonesa y que desde aquí se ha revolucionado la forma de cocinar. Fue un grupo de ingenieros de BSH, en colaboración con la Universidad de Zaragoza, los que lanzaron en 1989 la primera encimera de inducción desarrollada íntegramente en España. Por aquel entonces, Balay elaboraba 20 placas al día con una producción muy artesanal. 24 años después, solo la factoría de Montañana, en la que trabajan unas 1.200 personas, fabrica al año casi 900.000.

Aunque empezó siendo un mercado residual, esta tecnología ha ido gananado terreno y ya es la más instalada en gran parte de las cocinas europeas. En esta progresión, BSH España ha sabido mantenerse al frente del sector, siendo el mayor fabricante del mundo de placas de inducción y líder en el viejo continente. Algo de lo que se enorgulleció ayer el director general del grupo, José Longás, tras conmemorar la producción de la encimera de inducción cinco millones. Un acto al que asistieron diferentes directivos de la compañía, así como la presidenta de la DGA, Luisa Fernanda Rudi, y el consejero de Industria, Arturo Aliaga.

Apuesta por la I+D

Más allá de los esfuerzos realizados en la mejora de la productividad, Longás subrayó que si ha sido posible alcanzar los cinco millones de clientes ha sido gracias a la "innovación continua". En este sentido, el máximo responsable de BSH España destacó el trabajo del departamento de I+D, que a lo largo de todos estos años ha desarrollado una tecnología protegida "por un escudo de 350 patentes". Asimismo, Longás defendió la "estrecha" colaboración con la Universidad de Zaragoza, un aspecto que también destacó Rudi.

Poco antes de firmar la placa cinco millones, los directivos y los representantes de la DGA recorrieron las líneas de producción de la planta de Montañana, que además de las 900.000 placas vitrocerámicas y de inducción, fabrica cada año 500.000 hornos y 400.000 lavavajillas.

Longás, que recordó que Balay nació en Zaragoza en 1947 y fue integrada en BSH en 1988, elogió el esfuerzo de toda la plantilla. "Mantener fábricas abiertas en Europa Occidental es un trabajo de héroes", sentenció.