Aunque ayer, al final, se moderó la caída, El Ibex 35 perdió el 1,7%, mientras que el DAX de Fráncfort acabó cerrando al alza. Es decir, cayó más la bolsa española que la Alemana, pese a que quien ha revisado las expectativas de crecimiento es el gobierno germano. En el fondo, se trata de una falsa impresión. En el conjunto del año, el principal indicador del mercado español pierde el 2,49%, mientras que el alemán cede el 12,9%. Esa evolución está bastante emparentada con las lentas expectativas de crecimiento de la locomotora europea, pero ahora parece ponerse de manifiesto una situación diferente en la que es previsible que España no esté en condiciones de mantener las previsiones fijadas oficialmente y que apuntaban a uno de los mayores crecimientos de la zona euro.

El último cuadro macroeconómico del Gobierno establece una previsión del 1,3% de crecimiento del producto interior bruto (PIB) para el 2015. En el mes de julio, el ministro de Economía, Luis de Guindos, llegó a avanzar que el PIB podría incluso crecer el 1,5% este año. Sin embargo, con el parón del resto de las economías europeas --principales clientes de las empresas españolas-- y la consolidación de un euro fuerte, las posibilidades de crecimiento de las exportaciones a países terceros se complican. De hecho, los últimos datos de exportaciones publicados el pasado miércoles por el Banco de España arrojan ya una cierta desaceleración de las exportaciones. Aún es pequeña, pero de mantenerse la tendencia, una mayor caída resultaría fatal para el crecimiento de la economía española.

Con un euro tan fuerte, muchos analistas ya consideran que el gobierno deberá modificar sus cifras macroeconómicas a la baja.