Pagar con el teléfono móvil en un comercio, con la pulsera o con el reloj, no solo es tan seguro como hacerlo con una tarjeta tradicional, sino que lo es más. Así lo defienden tanto las principales entidades bancarias como Visa, que remarcan que el uso de los dispositivos electrónicos para pagar es cómodo y seguro y permite un "mayor control".

A priori, las entidades financieras temían que con el pago sin contacto (ya sea través de una tarjeta de crédito habilitada, un teléfono, una tableta, un reloj...) en los comercios pasara algo así como lo que ocurría en los albores de internet: que la gente se pensase que no era seguro y no lo usase. Sin embargo, fuentes del sector reconocen que esto no ha sucedido con el contactless, sino todo lo contrario: la tasa de repetición es "muy alta". Un ejemplo: la gente incluso saca más veces efectivo de los cajeros, pues la experiencia es mucho más rápida y segura (es casi imposible olvidarse la tarjeta).

Pero, ¿cómo de seguro es usar estos medios de pago? "Un pago sin contacto, sea a través del objeto que sea, siempre será mucho más seguro que un pago con tarjeta tradicional de banda magnética", asegura Andrea Fiorentino, responsable de las propuestas tecnológicas de móviles de Visa en Europa.

La clave de todo el sistema es el nivel de seguridad y los estándares con que cuentan los nuevos dispositivos. A la práctica, para el usuario pagar en un comercio acercando al terminal de pago (TPV o datáfono) su tarjeta de crédito con NFC --la tecnología contactless--, pulsera, o pegatina, implica una transacción directa y rápida: al situarse encima, el TPV se comunica con el emisor de la tarjeta y el banco y se genera la transacción. Además, esta se producirá automáticamente, sin necesidad de PIN, para compras de menos de 20 euros (para superiores sí pedirá autorización).

Desde el móvil (tableta, reloj inteligente...), puede haber otro paso previo, como la aceptación de la compra a través de una app. "Sea el sistema que sea, tarjeta con NFC o móvil, se usa el mismo estándar de seguridad --ISO 14443--. La tecnología, el flujo de la información y la seguridad es la misma; todo está protegido para que no haya errores ni cobros extra", agrega Fiorentino.

NÚMEROS CONTRA CHIP

¿Alguien puede, acercando un lector, copiar la información de la tarjeta? Fiorentino destaca que aunque se llame sin contacto, habitualmente la tarjeta tiene que casi tocar el lector/TPV, por lo que es muy difícil que alguien, por la calle o en otro lugar, pueda leer nuestra tarjeta. "Si pasase, podría llegar a leer información, pero no usarla. Además, como para compras superiores a 20 euros en general se necesitará un PIN, no podrían cobrar grandes cantidades", agrega. "Y, en cualquier caso, siempre es mucho más difícil obtener la información de un chip que de una banda magnética o apuntar los números de un plástico", completa.

Marcas como Apple están lanzando sus propias soluciones (Apple Pay). En este caso, es el usuario el que introduce los datos de su tarjeta en una app, que cifra y protege la información. Después, cuando el usuario acerca el teléfono para pagar en la tienda, la app genera automáticamente un número de tarjeta temporal (nunca se dan las 16 cifras originales) y un PIN, aunque también se puede autorizar la compra con la huella dactilar. También hay diversas entidades bancarias que están ofreciendo una solución similar a sus usuarios (cartera virtual en la app). En caso de pérdida del móvil, se desactiva la app a través de internet. "En los próximos seis meses vamos a ver más anuncios y avances en este campo del pago sin contacto que en los últimos 10 años", vaticina Fiorentino.