El 9 de mayo del 2013 el Tribunal Supremo dictó una sentencia que consideró nulas por poco transparentes las cláusulas suelo de hipotecas del BBVA, Novagalicia (Abanca) y Cajamar. Su fallo afectaba solo a estas tres entidades, que ya las eliminaron, pero generó un precedente que ha acabado provoncando un efecto cascada. Desde entonces, las cláusulas suelo han sido objeto de polémica y de múltiples demandas en los juzgados. Paralelamente, el Supremo también tiene pendiente aclarar si las múltiples sentencias en contra que están sufriendo los bancos por las cláusulas suelo deben obligarles a abonar a los demandantes todo lo cobrado de más desde la fecha de la sentencia o por todo el contrato.

Ayer CaixaBank decidió adelantarse a los acontecimientos y anunció que ya ha suprimido las cláusulas suelo en el 94% de su cartera hipotecaria (188.000 hipotecas, de un total de 200.000 existentes), con un coste para la entidad de 220 millones.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, dejó claro que el banco no devolverá las cantidades que se han ingresado de más en los últimos años por estas cláusulas suelo en un entorno de tipos de interés muy bajos porque no las consideran un cobro "indebido". Además, aclaró que esas hipotecas con cláusulas suelo provienen de adquisiciones de entidades, en especial de Banca Cívica, que integra a dos antiguas cajas (Cajasol y Caja Canarias).

CaixaBank, que obtuvo un resultado neto atribuido de 996 millones, un 57,3% más que en el mismo periodo del 2014, se suma así a entidades como Bankia, que ya ha suprimido este suelo en unas 30.000 hipotecas, lo que representa entre un 3 % y un 4 % de su cartera de préstamos hipotecarios y una merma en sus ingresos de 40 millones.