El cereal aragonés cotiza al alza en los mercados exteriores. Si la alfalfa de la comunidad ya es una viajera habitual a los Emiratos Árabes y China, ahora puede seguir sus pasos el trigo duro ecológico, una variedad muy apreciada por su alta calidad en los países del norte de Europa, donde el consumo de alimentos bio está en auge. La primera empresa a la que ha conquistado es la holandesa Zijderlaan, cuyos responsables han visitado esta semana campos de cultivo y a productores como primera toma de contacto para futuras operaciones comerciales. A falta de cerrar algunos flecos, el objetivo es que la cosecha del próximo verano ya se pueda exportar. Si el coste de transporte le resulta atractivo, su interés es adquirir más de 10.000 toneladas.

Esta misión inversa es fruto del trabajo que la nueva junta del Comité Aragonés de Agricultura Ecológica (CAAE) viene haciendo desde hace meses en su esfuerzo por buscar nuevos mercados donde sus producciones ganen valor. En este sentido, en el 2013 elaboró un estudio con la Cámara de Comercio de Zaragoza para potenciar sus fortalezas y mejorar sus debilidades. "Tenemos que agrupar nuestra oferta y unificar variedades para que la calidad sea homogénea y se mantenga la trazabilidad en volúmenes de varios productores", explica su presidente, José Miguel Sanz.

Para el CAAE, el interés de Zijderlaan es una señal del "gran potencial" que tiene la comunidad en este sector y su objetivo es que los 800 operadores inscritos actualmente "aumenten hasta los 2.000 en tres años", señala Sanz. Según datos del CAAE, en Aragón hay algo más de 11.000 hectáreas de cultivo de cereal ecológico, de las que casi 5.000 son de trigo duro. El año pasado, con 900 hectáreas menos, se produjeron 4.363 toneladas de esta variedad.

BÁLTICOS La compañía, ubicada en Waspik (en el sur de los Países Bajos), se dedica desde 1992 al almacenamiento y transporte de 800.000 toneladas al año de materias primas para la fabricación de piensos y biomasa. Uno de sus propietarios, Johan Zijderlaan, argumenta su interés en que el nivel de proteína que presenta el trigo duro ecológico de Aragón es más elevado que el que le ofrecen sus proveedores de los países bálticos, cuyos volúmenes también resultan insuficientes. "Creo en el mercado bio, no deja de crecer", afirma. Por eso, busca otros lugares de origen del grano, pero países productores como Ucrania o Moldavia no le ofrecen la garantía de trazabilidad y certificación que encuentra en la comunidad, un requisito que para él es "fundamental", explica su socio, Peter Kerkhoven. "El trigo duro ecológico aragonés nos permitiría diferenciarnos de todo el mundo", admite.

Los empresarios holandeses se reunieron ayer con responsables de Aragón Exterior para buscar opciones logísticas, la principal dificultad del acuerdo. La única posibilidad hoy es el transporte por camión, aunque desde la empresa pública están intentando recuperar una conexión ferroviaria hasta el norte de Francia. Si el negocio tuviera éxito, el interés podría extenderse al trigo blando o de fuerza.