Algo está cambiando en el mundo del cómic. Ese universo en el que los protagonistas son hipermusculados héroes y las bellas y descocadas damiselas son secundarios, a mayor gloria de los primeros, se antoja rancio. Por lo menos en el cómic infantil. Zilia quebrantahuesos (Laura Rubio, Gp) no necesita ningún varón que la defienda. Al contrario, ella, cuyo hombro se encuentra adornado por la religada desde su nacimiento, es la baterou de las montañas aragonesas, la encargada de mantener el equilibrio y la paz entre lo mágico y lo mundano. La pequeña Lili (Dulces sueños, Enrique Vegas, Dolmen), como muchos niños, le tiene miedo a la oscuridad. Sin embargo, con la ayuda de Nube y otras jovencísimas guerreras, aprenderá que hay pesadillas de las que es imposible despertar si tan solo cierras los ojos con decisión. Hay que enfrentarte al Mal y no rendirse. Lili se convertirá en una Guardiana del mundo de los sueños y su misión será luchar contra las injusticias y también proteger a los débiles.

Por lo que respecta al cómic adulto, en 1990, Martha Washington (Frank Miller y Dave Gibbons, Give me Liberty, Norma) y Hulka (John Byrne, Forum) serían las protagonistas de dos miniseries míticas, una por su sátira política a la administración y multinacionales norteamericanas; la otra, por su hilarante metalenguaje rompiendo la barrera de la viñeta para dirigirse directamente al lector o al propio autor. En la actualidad, la princesa Leia ya no es una mera comparsa en la saga Star Wars y tiene su propia colección de cómics (Mark Waid y Terry Dodson, Planeta). Y cuatro ancianas de entre 75 y 82 años deciden atracar un banco (Las abuelas dan el golpe, Cristina Bueno y Raquel Franco, Planeta). A pesar de estas honrosas excepciones, los estereotipos masculinos siguen vigentes.

El cómic no deja de ser un reflejo de la sociedad. Solo tres empresas de las 35 más grandes de la bolsa tienen una mujer entre sus máximos directivos: Ana Patricia Botín (Santander), María Dolores Dancausa (Bankinter) y Vanisha Mittal (ArcelorMittal). Para el conjunto de grandes empresas españolas, cotizadas o no, el porcentaje se eleva hasta el poco halagüeño 10%. Y eso que el 60% de los titulados universitarios en España son mujeres. Algo estamos haciendo mal. Quizás nuestros infantes deberían comenzar a leer más cómics.