Andan cabizbajos los directivos de las empresas petroleras por el descenso de su negocio con el oro negro, pero, sin embargo, los consumidores españoles de gasolina continuamos pagando uno de los precios más caros de la Unión Europea, antes de impuestos, cada vez que vamos a repostar. Basta leer el Informe mensual de supervisión de la distribución de carburantes en estaciones de servicio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para sentirnos, una vez más, víctimas del oligopolio de las grandes compañías energéticas, en este caso por no trasladar toda la reducción del precio del petróleo (casi un 50% en el último año) al precio final de los combustibles. La gasolina 95 sólo ha bajado un 11% en 2015, el gasóleo A un 14%.

Es verdad que más de la mitad del precio final que pagamos en las gasolineras se debe a los impuestos (hidrocarburos, IVA, autonómicos) pero la carga impositiva sobre los carburantes en España es inferior a otros países europeos, lo que nos salva de pagar un precio aún mayor.

Así que, aunque parezca increíble en el actual escenario de drástica reducción de precios del petróleo, los beneficios de las petroleras aumentan. El margen bruto promedio mensual (precio antes de impuestos menos la cotización internacional de referencia) de la gasolina 95 aumentó en diciembre de 2015 un 5% y se situó en 18 céntimos de euro por litro. Por otra parte, el margen bruto del gasóleo A se incrementó un 9% hasta alcanzar los 18,6 céntimos por litro.

Como indicaba hace unos días el presidente de la CNMC, José María Marín Quemada, los precios de venta al público de los carburantes "no están bajando todo lo que sería deseable" dada la actual cotización del barril de petróleo. En su opinión, las petroleras "pudieran estar tentadas" en compensar parte de la caída del precio del petróleo con el negocio de refino y venta de carburantes. Bueno, parece que es lo que está sucediendo. Repsol, Cepsa y BP tienen refinerías en España y controlan entre el 70% y el 80% de las estaciones de servicio mediante gasolineras propias y abanderadas. Al final, las petroleras siempre ganan.