La idea lleva rondando de forma intermitente por los despachos del Gobierno desde hace más de un año, pero ayer lo confirmó públicamente el ministro de Economía, Luis de Guindos. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que depende de su departamento, "se está planteando" una fusión entre las nacionalizadas Bankia y BMN.
El ministro, eso sí, dejó claro que la decisión depende del próximo Gobierno, ya que el actual Ejecutivo está en funciones. Pero no valdrá con ese posible visto bueno: una de las condiciones del rescate europeo a la banca del 2012 era que las entidades con ayudas no podrían participar en ninguna operación corporativa salvo autorización de la Comisión Europea.
Algunas fuentes afirman que el actual Gobierno ya ha tanteado a las autoridades europeas de Competencia al respecto y está esperando respuesta. La cercanía de las elecciones, en cualquier caso, parece alejar la posible operación hasta finales de este ejercicio o comienzos del próximo como muy pronto.
ENTIDADES A FAVOR Las dos entidades están a favor de su unión. BMN tiene difícil devolver los 1.645 millones en ayudas en el plazo fijado por Bruselas para privatizarla (finales del 2017). El banco quería salir a bolsa para lograrlo pero la actual situación del mercado lo hace imposible. Además, tiene un nivel de provisiones algo corto y los bajos tipos de interés penalizan sus resultados.
Bankia lo ve con buenos ojos porque le daría presencia en nuevos mercados (Baleares, Granada y Murcia) y las redes de oficinas apenas se solapan. Además, cree que puede asumir el coste de elevar sus coberturas y entiende que integrar BMN incrementaría su valor y facilitaría la devolución de las ayudas (22.424 millones más las de BMN). Eso sí, estima que el precio a pagar por el otro banco debería ser muy bajo.
Desde el sector, en cambio, el consejero delegado del BBVA, Carlos Torres Vila, se mostró partidario de subastar los bancos con problemas, en referencia velada a BMN, pese al escaso interés del mercado por la misma.