Durante las últimas dos décadas, España ha sido uno de los líderes internacionales en el aprovechamiento de la energía eólica, una fuente renovable de obtención de energía eléctrica que ya cubre anualmente el 20% de la demanda de electricidad de nuestro país. El viento del que gozamos en muchos puntos de la Península Ibérica y el espíritu emprendedor de ingenieros y empresarios se aliaron para convertir a España no solo en un bosque de molinos de viento, sino también en un referente en tecnología eólica propia.

Esto no habría sido posible sin una acertada política de incentivos para la instalación de parques eólicos mediante un precio garantizado por el gobierno para la energía producida, prima que se ha ido reduciendo a lo largo de los años conforme evolucionaban los avances tecnológicos, pero también por el generoso apoyo de financiación pública para el desarrollo y la investigación en la fabricación de aerogeneradores. Y a pesar del parón de las renovables en España con motivo de la crisis económica, la imparable introducción de la eólica en todo el mundo ha mantenido el impulso y el crecimiento internacional de nuestras empresas fabricantes de turbinas eólicas. Hasta ahora.

En octubre del 2015, la empresa alemana Nordex se hacía con Acciona Windpower, y este mismo mes hemos conocido la absorción de Gamesa por parte de otra empresa alemana, la todopoderosa Siemens. Estos movimientos empresariales son propios de la economía globalizada y de un sector eólico cada vez más competitivo, pero es difícil vislumbrar a medio plazo que los centros de decisión y de generación de conocimiento tecnológico vayan a permanecer en España, cuando disponemos de otros ejemplos de industrias donde los alemanes nos han dejado algunos centros de producción por nuestros menores costes laborales pero centralizan todas las actividades de mayor valor, como los centros de desarrollo e investigación.

Tanto esfuerzo invertido en promover un sector industrial propio en energías renovables, orgullo de la tecnología española a nivel internacional, facilitador de empleo de calidad y estímulo de muchas otras empresas nacionales, y, al final, se nos va de las manos.