Las empresas aragonesas Patatas Gómez y Almacenes Bonel aúnan fuerzas junto con otras siete cooperativas para impulsar la presencia de la patata de la comunidad en el mercado. Las dos compañías invertirán 120.000 euros durante este año y los dos siguientes, una cuantía que el departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón y los fondos de la Unión Europea subvencionarán al 80%.

Este grupo de cooperación, liderado por el Centro de Transformación Agroalimentaria (CTA), busca mejorar la producción y comercialización de la patata de proximidad y aumentar su cuota actual de mercado del 15%. «Existe una demanda por parte de la distribución de productos de proximidad y queremos cubrir este nicho de mercado», señaló ayer el representante del CTA, Pablo Bruna. El objetivo es introducir el producto en fruterías y pequeños establecimientos y después llegar a acuerdos con las grandes superficies.

El proyecto va a apostar por la variedad de patata agria por su idoneidad para freir. «La patata aragonesa puede ser la mejor para la fritura pero en consumo no la hemos sabido valorar», explicó ayer Ángel Bonel, cuarta generación de Almacenes Bonel, que añadió que sí que es muy apreciada en la industria.

Tras realizar varios ensayos en diferentes zonas de Aragón, el CTA asegura que las empresas aragonesas «serán capaces de producir patata durante prácticamente todo el año».

UN 80% MENOS DE SUPERFICIE

No obstante, el sector de la patata no está exento de problemas. A finales de los años 90, Aragón contaba con 5.000 hectáreas de cultivo de patata y actualmente tiene 600 hectáreas, por lo que la superficie cultivada se ha reducido en un 88% en menos de 20 años. En cuanto al valor del producto, este año «los precios han sido más bajos», indicó Eduardo Ramos, tercera generación de Patatas Gómez, que añadió que, por el contrario, en la variedad agria ha habido «una estabilidad».

Este proyecto forma parte de un plan anual que el departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón destina a fomentar la innovación del sector agroalimentario de la comunidad para conseguir que sus productos sean más competitivos en el mercado. En total, el Ejecutivo autonómica ha destinado alrededor de dos millones de euros.