El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció ayer una vuelta más de cierre del grifo de los estímulos monetarios aunque no mostró ninguna prisa por llegar a un cierre definitivo, para el que se evitó poner fecha. Draghi se ajustó a lo que esperaban los mercados financieros que reaccionaron con ligeras subidas en las bolsas europeas mientras que el euro se devaluó hasta los 1,1691 dólares, tras abrir en 1,1811 unidades.

Draghi anunció que el ritmo del programa de compra de deuda pública y privada por parte del BCE se reducirá a partir de enero a 30.000 millones cada mes; eso supone que el BCE reducirá a la mitad la cantidad de dinero que el BCE imprimirá e inyectará cada mes en la zona euro para favorecer la financiación de empresas y administraciones pública. Pero al mismo tiempo, los tipos de interés se mantendrán en mínimos históricos ya que, según Draghi, la economía de la eurozona y la evolución de la inflación aún se necesitan un «amplio grado» de estímulos monetarios como los que, en su opinión han contribuido a la creación de más de 70 millones de empleos en la zona euro en los cuatro últimos años.

MÍNIMOS HISTÓRICOS

Así, el Banco Central Europeo decidió ayer mantener sin cambios el precio oficial del dinero en el 0% (mínimo histórico en el que la tasa permanece desde marzo del 2016) y dejar en el -0,4% la tasa negativa con la que se penalizan los depósitos de las entidades financieras que siguen improductivos en el BCE. Además Draghi subrayó que los tipos se mantendrán «en estos niveles» durante «un amplio periodo de tiempo», al menos hasta septiembre del 2018, mientras persista el programa de compra de activos del BCE.

«Eso significa que Draghi no verá necesario subir los tipos antes de que finalice su mandato, en octubre del 2019», extrajo como conclusión el economista jefe de Natixis, Philippe Waechter. Draghi también anunció que mantiene la llamada «barra libre» de liquidez para las entidades financieras de la zona euro hasta al menos finales del 2019.

Al mismo tiempo el BCE dio una vuelta de cierre al grifo (tap, en inglés) de los estímulos extraordinarios que puso en marcha en marzo del 2015 cuando empezó a imprimir dinero en euros para comprar deuda pública y de empresas. En diciembre del año pasado ya se redujo de 80.000 a 60.000 millones el ritmo mensual de compra de activos. Draghi anunció ahora que el programa mantendrá su actual ritmo de 60.000 millones mensuales hasta diciembre de este año. A partir de enero, las compras mensuales se reducirán a la mitad, a 30.000 millones de euros hasta, al menos, finales de septiembre del 2018.

El BCE avanza así en lo que en la jerga financiera se conoce como tapering (cierre del grifo) de su actual política monetaria si bien Draghi se ha reservado la opción de volver a aumentar el caudal del grifo si la situación económica empeora o la inflación se mantiene alejada del objetivo de referencia de la política monetaria del 2% (la inflación de la zona euro se situó en el 1,5% en septiembre).