La introducción de un cuarto turno de trabajo (fin de semana) es una de las grandes novedades que recoge el nuevo convenio de la planta de Opel en Figueruelas, refrendado el pasado miércoles por los trabajadores. La puesta en marcha de este equipo especial de refuerzo para sábados y domingos se prevé que sea una realidad a partir de septiembre, aunque su introducción comenzaría ya en junio de forma progresiva. La compañía pretende con esta medida, que PSA ya aplica en su factoría de Vigo, hacer frente a los altos volúmenes de producción que espera tener en la segunda mitad del 2018, sobre todo de los modelos Aircross X y Crossland X. La implantación de este sistema supondría la generación de unos 500 nuevos puestos de trabajo, pero todo está condicionado a que la demanda del mercado sea la estimada por la compañía, según corroboraron fuentes sindicales de UGT y CCOO.

Las condiciones laborales y salariales del cuarto turno deberán ahora ser negociadas entre la empresa y los sindicatos, que en su mayoría no ven con malos ojos esta fórmula si la remuneración es la adecuada. Consideran que permitiría generar una bolsa de empleo adicional a la plantilla, formada actualmente por 5.700 trabajadores.

En Vigo, ambas partes llegaron hace un mes a un acuerdo sobre esta herramienta de flexilibilidad laboral que contempla salarios entre 943 y 1.128 euros brutos al mes por trabajar entre diez y doce horas sábados y domingos. Las contrataciones en la planta gallega comenzaron en enero y continuarán progresivamente hasta el próximo mayo. Este personal entrará con contrato a tiempo parcial y la categoría laboral es la más baja de la fábrica (de formación), pero con un plus de fin de semana de unos 4 euros por hora. La empresa garantiza que una vez finalizado su contrato tendrán derecho al desempleo. Desde los sindicatos de Figueruelas, no obstante, aseguran que las condiciones pactadas en la factoría viguesa no sirven de referencia para la instalación zaragozana y confían en «sacar algo más» en la negociación.

La implantación del cuarto turno encaja en la estrategia de PSA, propietario de Opel desde hace medio año, que apuesta por exprimir al máximo la capacidad productiva de sus fábricas. Al contrario de lo que ocurría con General Motors (GM), el grupo francés «intenta llenar las cadenas de montaje a tope para trabajar si puede los 365 días al año y amortizar antes las inversiones», explicó ayer el secretario general de UGT en Figueruelas, José Carlos Jimeno, en un encuentro de delegados sindicales de la industria aragonesa del automóvil. «Invierte menos en capacidad y aprovecha sábados, domingos y festivos», agregó. Por ello, consideró clave que el nuevo convenio esté vinculado a un plan industrial que compromete a la empresa a poner en uso las dos líneas de montaje a tres turnos.

Precisamente, el lanzamiento del nuevo Corsa, en noviembre del 2019, también podría dar alguna alegría al empleo de la planta aragonesa, ya que previsiblemente esta línea de montaje recuperará el turno de noche, siempre que no falle la demanda del mercado.

«La amenaza era real»

El encuentro de delegados sindicales de UGT contó con la participación del secretario sectorial de industria automovilística de la organización a nivel nacional, Jordi Carmona, quien felicitó a sus compañeros de Figueruelas por la «labor impresionante» realizada en la negociación. Según confesó, disponía de información fidedigna, en algunos casos de fuentes internacionales, que apuntaban a que la amenaza de llevarse el Corsa «era real». «Habéis salvado la planta, Si gana el no (en el referéndum), estabais muertos. PSA habría dejado morir la planta», afirmó. Ensalzó por ello la «responsabilidad» de UGT en el conflicto y puso en valor el acuerdo, que «asegura el futuro, puede crear empleo y mantiene la industria auxiliar de Aragón». «A veces es mejor un paso atrás a cambio de una estabilidad para seguir luchando en el futuro», concluyó.