La ruptura de Google con Huawei evidencia que la guerra comercial entre las dos grandes potencias se cobrará víctimas colaterales en todo el mundo. Los usuarios de la tecnológica china se arriesgan a que sus teléfonos se queden obsoletos si no se firma una tregua improbable o la compañía de Shenzhen no ofrece un sistema alternativo a Android. El equipo de relaciones públicas de Huawei, al que se intuye atareadísimo en las últimas semanas, se esforzó ayer en tranquilizar a sus clientes. La compañía seguirá ofreciendo sus actualizaciones y los servicios postventa a todos sus móviles ya vendidos y a los que se encuentran almacenados. También continuará levantando «un ecosistema seguro y sostenible», aclaró en un comunicado. «Huawei ha hecho contribuciones sustanciales al desarrollo y crecimiento de Android. Como uno de sus socios clave globales, ha trabajado estrechamente con su plataforma de código abierto para desarrollar un ecosistema que ha beneficiado tanto a los usuarios como a la industria», añadió.

La respuesta llega un día después de que Google suspendiera sus negocios en cumplimiento de la última resolución de Trump, justificada en el supuesto riesgo que supone Huawei para la seguridad nacional. La medida supone que la tecnológica china no disfrutará de las actualizaciones del sistema operativo Android que utilizan sus smartphones y que las siguientes versiones de sus unidades podrían carecer de aplicaciones tan populares como Youtube o Google Maps, el servicio de correo Gmail o la tienda Play Store. No está claro aún el alcance exacto pero es seguro que no contribuirá al plan de Huawei de desbancar a Samsung como el mayor vendedor de teléfonos del mundo este año. «Tener esas aplicaciones es muy importante para que los fabricantes sean competitivos en mercados como Europa», explicó Geoff Blaber, vicepresidente de la consultora CCS Insight, a la agencia Reuters.

El sistema Android es el más utilizado en el mundo. En España lo tienen nueve de cada 10 teléfonos y desde su Play Store se descargan el 70% de las aplicaciones. La expulsión de Huawei de ese ámbito la obliga a alternativas audaces. La más probable es el desarrollo de un sistema propio. Huawei desveló recientemente que está preparando su propio sistema operativo.