El presidente de la Reserva Federal (FED) de EEUU, Jerome Powell, ha dado esta semana el banderazo de salida para una revolución en su política monetaria en la que ya estaban embarcados también otros bancos centrales del mundo, como el Banco Central Europeo (BCE).

Por unanimidad, el consejo de gobierno de la FED ha acordado una mayor flexibilidad del objetivo de inflación del 2% que guiaba su política monetaria y que llevaba al banco central a tener que apretar el gatillo de las subidas de tipos de interés cuando la elevación de los precios de consumo se acercaba a ese nivel. A partir de ahora este objetivo será flexible y simétrico: Si la inflación ha estado durante un largo periodo por debajo del 2% también será posible que se sitúe durante un tiempo moderado (sin determinar) por encima de ese objetivo sin que haya que apretar el gatillo de los tipos.

Lo mismo, en el caso del objetivo de desempleo que también guía la política monetaria de la FED (no así, del BCE). Hasta ahora, el banco central de EEUU también debía endurecer su política monetaria en esos momentos de pleno empleo en los que la tasa de paro es tan baja que se abre paso la presión al alza de los salarios y, a partir de ahí, de los precios (tasa Nairu). Pero en EEUU la tasa de paro lleva por debajo del 5% desde el 2015, y cae del 4% desde el 2018 sin que la inflación media se haya despegado mucho del 1%. (La globalización y la exportación de bajos precios desde países asiáticos tiene mucho que ver con esto). También aquí girará la estrategia de la FED: los bajos niveles de paro dejarán de ser otro disparador automático del revólver de los tipos de interés.

La nueva estrategia de la FED augura larga vida a los bajos tipos de interés y viene a restar incertidumbre sobre el futuro de los estímulos monetarios en un momento en el que están aumentando los riesgos a la baja sobre el crecimiento mundial como consecuencia de una evolución de la pandemia peor de lo esperado. Los rebrotes del virus frenan la confianza empresarial también en Europa. Y en España, el repunte de la economía del tercer trimestre (la Airef estima un auge del 15,2% tras la caída del 18,5% del segundo) da muestras de debilidad en las dos últimas semanas (según indicadores de alta frecuencia, como el gasto con tarjetas de crédito) por las consecuencias de la pandemia sobre actividades como las derivadas del turismo.

El BCE de Christine Lagarde anunció en febrero un proceso similar al de la FED. Pese a los amplios estímulos monetarios, la inflación del euro está por debajo del 2% desde el 2013 (salvo un episodio del 2018). El BCE busca ahora un objetivo más flexible que, también en el euro, acabe con la dictadura del 2%.