El comité ejecutivo de la CEOE se ha reunido este miércoles al mediodía para analizar la propuesta remitida desde el Ministerio de Trabajo para subir el salario mínimo interprofesional a 1.000 euros brutos (en 14 pagas). La cúpula de la gran patronal ha votado de manera unánime en contra de la oferta por considerarla dañina para sus intereses y anticipa un segundo 'no' de los empresarios a incrementar el sueldo mínimo en los términos propuestos por el Gobierno, según trasladan fuentes de la patronal. Ya el año pasado los patronos se opusieron a la subida de 15 euros -de 950 euros a 965 euros- y ratifican ahora su 'no' a subirlo 35 euros este año -de 965 a 1.000 euros-. Salvo sorpresa de última hora, los negociadores de la CEOE trasladarán formalmente al Gobierno su rechazo en la reunión prevista para este miércoles a las cinco de la tarde, donde el Ministerio de Trabajo pretende dar carpetazo (con o sin acuerdo) a la negociación para actualizar este 2022 el SMI.

Ya avanzó el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que lo de llegar a "los 1.000 euros lo veo complicado" y que Trabajo llegara a los cuatro dígitos en su primera oferta no auguraba predisposición por parte de los empresarios. El presidente de ATA y vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor, ya avanzaba a título personal este mismo martes el sentir de gran parte de la cúpula de los patronos. "El Gobierno es muy libre de tomar [la decisión de subir el SMI a 1.000 euros], pero nosotros también somos muy libres de decirle que está tomando una decisión terrible", ha declarado este martes en rueda de prensa. "Hay personas que quieren impulsar proyectos personales utilizando el boletín Oficial del Estado", ha añadido.

Desde la patronal catalana Foment del Treball -uno de las grandes federaciones de la CEOE- no se han posicionado públicamente sobre el tema, si bien ya avanzaron el lunes por la mañana que "ahora no es el momento" de subir el salario mínimo, en palabras de su director de relaciones laborales, Javier Ibars. La división dentro de la gran patronal española que generó el apoyo a la reforma laboral -con Foment, la patronal madrileña, la del automóvil y la agraria en contra- se ha recosido con la carpeta del salario mínimo y los empresarios se han alineado de manera unánime en el 'no' a los 1.000 euros. Subir el salario mínimo a 1.000 euros implicaría un aumento de los costes laborales para los patronos de 600 euros anuales por trabajador.

Negociación salarial cuesta arriba

El rechazo de los patronos a asumir un incremento de 35 euros respecto al todavía vigente SMI, lo que representaría un alza del 3,6%, avanza una complicada negociación salarial durante el presente ejercicio. Empresarios y sindicatos ya han puesto en marcha la maquinaria para renovar el caducado Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), una especie de 'convenio de convenios' que fija las recomendaciones para actualizar salarios en la renovación de futuros convenios. Tal como avanzó EL PERIÓDICO, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, la CEOE, Cepyme, CCOO y UGT se han emplazado formalmente a empezar a negociar el próximo 3 de marzo y, a partir de ahí, verse cada 15 días para intercambiar propuestas y poder cerrar así en un plazo de tres meses este nuevo acuerdo bipartito del diálogo social. 

Las recomendaciones salariales del AENC no son obligatorias, pero sí ejercen influencia en la posterior negociación de los convenios sector a sector y provincia a provincia. El rechazo de los patronos a asumir un incremento del 3,6% en el salario mínimo anticipa que no verán con buenos ojos fijar horquillas por encima del 3%, como desde los sindicatos se maneja dada la actual inflación. El anterior AENC fijo una horquilla de alzas salariales para el periodo 2018-2020 de entre el 2 y el 3% y las centrales no aspiran a menos en este nuevo acuerdo.