La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha dicho que lo razonable es ver con los otros países miembros de la UE de qué modo se puede introducir una intervención, una decisión temporal, coyuntural, que permita paliar el efecto que tiene el alza del precio del gas en los precios del mercado eléctrico.

La subida de los precios en el mercado mayorista eléctrico es consecuencia fundamentalmente del diseño del mercado y no de una alteración de los precios o de los costes de generación de cada una de las tecnologías, ha explicado Ribera en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

De lo que se trata, ha dicho, es de analizar en el marco europeo cuál es la manera para que el gas incida menos en los precios de la electricidad sin afectar al funcionamiento del mercado mayorista.

Lo más sencillo y simple, en su opinión, es introducir una referencia de cuál es el precio máximo al que pueden ofertar electricidad las centrales de ciclo combinado y que en el supuesto de que esté por encima de ese coste, se haga algún ajuste posterior en el funcionamiento automático del mecanismo de casación del mercado mayorista.

La ministra ha explicado que para hacer eso hay cuestiones técnicas que son importantes, como determinar las referencias de precios del gas o la electricidad del sistema de casación, y ver qué implica que unos estados y no todos quieran sumarse a ese tipo de medidas.

Por eso, ha dicho que lo importante es trabajar con el resto de socios europeos sobre la base de la preocupación compartida de que hay que centrar la respuesta en el gas, que es el que está distorsionando los precios de la energía por la manera que incide en el mercado eléctrico, donde ha recordado que ni la oferta ni la demanda, ni los costes del resto de tecnologías que no son los ciclos combinados "han cambiado nada".

Biogás

Por otro lado, el Gobierno ha aprobado este martes la Hoja de Ruta del Biogás, que identifica los retos y oportunidades del desarrollo de este gas de origen renovable, y plantea multiplicar por 3,8 su producción hasta 2030 para superar los 10,4 teravatios hora (TWh), lo que reforzará la economía circular.

Así lo ha decidido el Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, respecto a este planteamiento, que impulsará el aprovechamiento del biogás por la producción de electricidad y calor útil, sobre todo para la industria, y su utilización como biocombustible sostenible en movilidad.

Enfocada en la valorización de residuos (agropecuarios, industrias agroalimentarias, municipales y lodos de depuradora), esta Hoja de Ruta establece la creación de garantías de origen para el gas de origen renovable, ya en tramitación, y la posibilidad de fijar objetivos y cuotas de suministro o uso para desarrollar el mercado.

El desarrollo del biogás, importante en el actual contexto europeo, permitirá evitar la emisión a la atmósfera de cerca de 2,1 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente al año, y servirá para reducir la dependencia energética y reforzar la economía circular.

Al mismo tiempo, permitirá fijar población rural, gracias al crecimiento de su cadena de valor empresarial, explica el Ministerio, que ya ha activado una línea de ayudas de 150 millones para proyectos singulares de biogás con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

El uso en el transporte facilitará cumplir el objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, centrado en alcanzar una cuota de energía renovable del 28 % a comienzos de la próxima década, y los hitos europeos de penetración de biocarburantes avanzados, que, para entonces, deberán llegar al 3,5 %.

Cinco ejes de actuación

Para dinamizar el mercado del biogás, la Hoja de Ruta prevé 45 medidas concretas en cinco ejes de actuación.

El primero de ellos gira en torno a los instrumentos regulatorios, ya que, a través de un real decreto en tramitación, se crea un sistema de garantías de origen, similar al de la electricidad renovable, para que los consumidores puedan distinguir el biogás del gas fósil convencional, para poner en valor su origen renovable.

Incluye la agilización y homogeneización de los procedimientos administrativos y la mejora de la normativa sobre residuos.

El segundo de los ejes abre la puerta a la posibilidad de establecer objetivos anuales de penetración en la venta o consumo de biogás, con cuotas de obligado cumplimiento.

Además, se propone fomentar su producción en zonas con abundante materia prima –donde haya explotaciones ganaderas, industria agroalimentaria o plantas de tratamiento de residuos–, junto con medidas para promover el consumo local, en flotas de vehículos, en usos térmicos, en la producción de hidrógeno, y la sustitución en general del gas de origen fósil, siempre que sea económicamente viable.

Asimismo se prevé destinar líneas de ayuda existentes para financiar la innovación y el desarrollo tecnológico del biogás, y aprovechar el impulso que puede proporcionar al sector el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

En cuarto lugar, se buscará priorizar los proyectos de biogás en zonas de transición justa, introducirlo en pliegos de contratos públicos, divulgar sus ventajas, crear comunidades energéticas y grupos de trabajo para facilitar su implantación.

Por último, se quiere impulsar la I+D+i, mediante el fomento a la investigación para reducir las emisiones de gases contaminantes, el impulso a proyectos de demostración de la utilización de biogás en la industria, o la promoción de la innovación en tecnologías menos maduras, entre otros.

Actualmente, el biogás es visto como una prioridad estratégica en tanto que su despliegue presenta beneficios medioambientales y permite crear sinergias con las industrias locales mediante su uso en localizaciones cercanas a su producción.

Su importancia se ha visto reforzada por la coyuntura internacional, el conflicto en Ucrania y la escalada de precios del gas de origen fósil.