Asentados en el crecimiento exponencial, los reyes de internet no encajan bien los golpes. En la que puede ser una semana histórica, AmazonNetflix Spotify han reportado, por primera vez desde que alcanzaron la categoría de líderes de sus respectivos sectores, una desaceleración de su crecimiento.

La incipiente inflación a nivel mundial fruto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la vuelta a la normalidad de los consumidores tras los confinamientos de la pandemia han desinflado una burbuja que, sin pincharse, empieza a estabilizarse. La duda está, ahora, en saber cómo reaccionarán los mercados a medio y largo plazo; si apostarán por que esto sea un bache coyuntural o si creen que estas plataformas han empezado a tocar techo.

Por el momento, el revés de este primer trimestre de 2022 no ha tenido una buena acogida. Y eso que ni siquiera en todos los casos se ha producido una pérdida del volumen de negocio. Es el caso, por ejemplo, de Amazon, que el jueves vio cómo sus acciones caían un 11,9% de cotización en Wall Street tras el primer cierre trimestral en negativo desde 2015. Pero, ¿por qué pierde dinero el mayor mercado del mundo?

Amazon, a la que se le calcula un valor de 1,4 billones de euros, aumentó sus ventas en un 7% en el trimestre hasta el 31 de marzo de este año, y, aún así, registró pérdidas netas de 3,6 millones de euros en ese periodo frente a los beneficios de 7,6 millones en el mismo trimestre del año anterior. Los números en rojo, sin embargo, no tienen solo que ver con su actividad, sino también con su fallida inversión en Rivian Automotive, la empresa de vehículos eléctricos con la que esperaba revolucionar su distribución.

En cualquier caso, las consecuencias de la guerra y el encarecimiento de la energía han provocado que los costes de producción y distribución también hayan aumentado, lo que ha reducido los beneficios. Andy Jassy, director ejecutivo de la compañía fundada por Jeff Bezos, apuntaba tras la publicación de los datos que Amazon había tenido que lidiar durante este tiempo con “un crecimiento inusual y con ciertos desafíos”, es decir, con la inflación derivada de la invasión de Ucrania y el retorno a la normalidad tras la pandemia.

Viendo venir la crisis, Amazon decidió hace unos meses subir en Estados Unidos el precio de la suscripción a Prime, su servicio 'premium', un movimiento que, sin embargo, lo que hizo fue transmitir más inseguridad a los mercados. Algo parecido le ha sucedido a Netflix. El gigante del 'streaming' anunció la semana pasada que en este primer trimestre de 2022 había perdido suscriptores por primera vez en la última década, lo que provocó que sus acciones llegasen a caer un 35%.

El balance de 200.000 usuarios menos en la plataforma no resulta tan alarmante si se tiene en cuenta que esperan perder 2 millones más durante los próximos tres meses. El dato, que disparó todas las alarmas en la compañía estadounidense, provocó que Netflix se planteara introducir publicidad, reducir la inversión en marketing y producciones propias y sacar nuevas suscripciones de entre quienes ya usan su plataforma. Es decir, la idea de la compañía parece ser la de acabar con las cuentas compartidas y generar, de esa forma, cuentas nuevas.

¿Se ha agotado el modelo?

La pregunta que ha dejado fuera de la empresa el batacazo de Netflix no ha sido, sin embargo, cuál es la mejor forma de volver a ganar más suscripciones, sino si el modelo ha agotado su capacidad de crecer exponencialmente, pues el fin de los confinamientos de la pandemia hace que sea muy complicado mantener el mismo ritmo que en 2020 y 2021.

Una pregunta de la que, lógicamente, todas las tecnológicas quieren huir. Es el caso de Spotify, que, tras registrar esta semana una caída del 12,6% de sus acciones y ver cómo entre febrero de 2021 y febrero de 2022 el precio de sus acciones se dividía a la mitad, aseguró ante sus inversores que su caso era “completamente diferente” al de Netflix. Sin embargo, como al gigante del 'streaming' en vídeo y a Amazon, una de las cosas que le ha sucedido al buque insignia de la música es que ha tenido que rebajar sus expectativas de crecimiento para los próximos meses.

Todo ello pese a que en el primer trimestre batieran un récord personal llegando a los 422 millones de usuarios activos, es decir, un 19% más de un año para otro. Unas cifras infladas ligeramente, eso sí, por un error admitido por ellos mismos que les habría hecho tener alrededor de 3 millones de usuarios más cada mes.

De aquí al final del próximo trimestre, Spotify, que tiene 82 millones de canciones, 4 millones de podcasts y está presente en 183 mercados de todo el mundo, espera crecer únicamente hasta los 428 millones de usuarios activos, en los que se incluyen tanto los de suscripción como los que costean el acceso escuchando publicidad.