CARTA A LOS GRANDES GRUPOS

Ribera reclama a las energéticas que dejen ya de comprar gas a Rusia

El Gobierno reclama a las compañías “máxima colaboración y apoyo” y que no firmen nuevos contratos de suministro con Rusia, pese a que la UE no ha vetado estas importaciones | Las compras de las empresas españolas de gas ruso casi se han triplicado en lo que va de año, con un 172% más, pese a las reticencias del Ejecutivo

Teresa Ribera.

Teresa Ribera.

David Page

España sigue recibiendo gas procedente de Rusia a pesar de la guerra y, lejos de moderar las compras, cada vez aumenta con más fuerza esas importaciones. De hecho, en lo que va de año el peso de las llegadas de gas ruso al mercado español van ganando fuerza y Rusia se ha colocado ya como tercer mayor proveedor del país con una cuota del 18% del total de compras, sólo por detrás de Argelia y Estados Unidos.

El Gobierno español ha venido manifestando públicamente de manera reiterada su preferencia de que las compañías energéticas reduzcan sus compras de gas ruso, pero asumiendo que las empresas pueden seguir comprando gas ruso dado que la Unión Europea no ha adoptado una decisión coordinada para vetar su importación.

Ahora el Ejecutivo ha reclamado directamente por carta a los grandes operadores gasistas españoles que dejen de comprar gas ruso y no suscriban nuevos contratos de suministro, sumándose a la petición realizada por la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, de que no se firmen nuevos contratos de suministro de gas con compañías rusas una vez que finalicen los actualmente vigentes.

“Es necesario unirse en esta petición de la Comisión y apelar a las empresas españolas del sector para que intensifiquen la diversificación de los contratos de suministro de gas natural licuado y prescindan de los procedentes de Rusia”, pide la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en una carta remitida a los grandes operadores energéticos españoles y cuyo contenido ha sido adelantado por Europa Press.

La vicepresidente reconoce y agradece los esfuerzos de las compañías para garantizar la estabilidad del todo el sistema energético en plena crisis, pero les reclama “la máxima colaboración y apoyo” para dar ahora un paso más en el objetivo de “debilitar económica y financieramente a Rusia para detener su agresión”.

En enero y febrero de este año, cuando se cumplía justo un año del inicio de la invasión militar sobre Ucrania ordenada por el Kremlin, las compras de gas ruso por parte de empresas energéticas españolas alcanzaron los 11.837 gigavatios hora (GWh), casi triplicando el volumen registrado en los mismos meses del año pasado (+172%), según los registros de Enagás, el operador del sistema gasista español.

Sin veto de la UE

La Unión Europea ha lanzado varios paquetes de sanciones contra Rusia para ahogar económicamente al Gobierno de Vladímir Putin y cortar sus vías de financiación de la guerra en Ucrania. Entre las múltiples medidas de castigo no se ha incluido de momento el bloqueo de las compras de gas ruso. Y tras un año de guerra, España se está convirtiendo en un gran receptor de gas ruso por barco para luego reexportarlo a otros países.

Desde febrero del año pasado, cuando se dio inicio a la invasión militar de Ucrania, hasta el cierre de este febrero, las importaciones de gas ruso de empresas energéticas españolas se han disparado casi un 68%, superando los 63.460 GWh, frente a los 37.700 GWh de los trece meses anteriores.

Por qué sigue llegando gas ruso

Desde el sector energético se apuntan diferentes circunstancias que explican el incremento sostenido de las compras a Rusia durante el último año. Las importaciones responden en muchos casos a contratos a largo plazo firmados con mucha anterioridad a la invasión y que no se pueden romper sin exponerse a sanciones millonarias, justifican las compañías, y una parte del aumento de llegadas corresponde a desvíos de barcos metaneros que tenían por destino otros países europeos que tuvieron que buscar otros destino por problemas en las plantas europeas, singularmente durante el pasado verano.

En paralelo, con una parte sustancial de la red de gasoductos entre Rusia y Europa en punto muerto, España se ha convertido en un destino prioritario para hacer llegar gas ruso por barco gracias a su enorme parque de plantas de regasificación (que concentra un tercio de toda la capacidad de la UE), para luego revenderlo a otros países. Según los registros de la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores), las reexportaciones de gas desde España superaron los 72.000 GWh en los últimos doce meses, lo que supone un fortísimo incremento de casi un 92% en sólo un año.

Naturgy, el mayor operador gasista español, sigue recibiendo gas procedente de Rusia como consecuencia de un contrato a largo plazo con Yamal, una planta de licuefacción controlada por un consorcio en que participan el grupo ruso privado Novatek, la francesa Totalenergies y compañías chinas. El contrato contempla el suministro de algo más de 3 bcm (miles de millones de metros cúbicos) de gas al año hasta 2042. “Naturgy hace dos cosas: siempre cumplir con sus compromisos y llevarlos hasta el final”, explicó hace unas semanas el presidente del grupo, Francisco Reynés. “Debe haber una justificación para romperse. Y a día de hoy no hay ningún motivo”, sentenció para defender el suministro procedente de Rusia.