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Bienvenidos sean más Lamborghini y Ferrari
¿Qué apoyos obtendrá el Gobierno para aprobar los Presupuestos? A la espera de la respuesta, mala idea es empezar la temporada anunciando más impuestos

Cuatro coches de la marca Lamborghini en un circuito cerrado.
Ficosa, una de las empresas españolas punteras del sector del automóvil, tiene entre sus áreas de negocio el diseño y la producción en Mollet de Vallès (Barcelona) de retrovisores digitales de alta gama destinados a vehículos con precios superiores a las seis cifras. En el puerto de Barcelona se instalan durante un periodo de tiempo algunos de los yates más voluminosos y espléndidos del mundo para su mantenimiento y puesta a punto. Para seguir sumando, desde Ubrique (Cádiz) hasta la comarca de La Garrotxa (Girona) y Alcoi (Alicante), son cientos las empresas pequeñas y medianas españolas, algunas de un alto nivel artesanal, que proveen a las grandes firmas de lujo del planeta, empezando por la francesa LVMH.
Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le pudo la vena de la izquierda más populista y anticuada al volver a arremeter contra las "élites" y la necesidad de seguir subiéndoles los impuestos. En su comparecencia de esta semana, usó como tópico que debe arremeterse (fiscalmente) contra los escasos propietarios del modelo de la marca italiana Lamborghini.
El último informe sobre evolución de la riqueza en el mundo calculó que en España hay 1,2 millones de ciudadanos con un patrimonio superior a un millón de dólares. Bien estaría que hubiera muchos más. La media de patrimonio por habitante es de 225.000 dólares. Lídera el ránking Suiza, con una media de 709.000 dólares. En Francia la media es de 329.000 y en Italia baja hasta 220.000.
Sorprende que a estas alturas de siglo XXI, en medio de una competencia feroz entre las naciones para captar las mentes más brillantes que lideren la revolución económica y tecnológica que vivimos, este Gobierno siga mostrando su desdén por quien puede invertir y tiene dinero. Tanto nacional como internacional. Para atraer capital e inversiones que permitan generar riqueza y empleos mejor pagados, flaco favor hacen mensajes que desincentivan fiscalmente. A este paso, en España los mejores -como ya ocurre- se irán a vivir y a trabajar a otros puntos del planeta. ¿Respecto a los millonarios que mantienen su residencia en el país?
Obviamente, tienen fórmulas legales que les preparan sus asesores para poder distribuir adecuadamente su patrimonio y recibir menor varapalo impositivo. Sánchez, bien informado, debería saber que si Suecia ha logrado situarse como país puntero tecnológicamente en Europa se debe al cambio de la mentalidad fiscal. Para atraer hay que bajar impuestos. Al haber más que paguen algo menos, permite seguir manteniendo y potenciando el equilibrio del estado del bienestar. No se descubre nada.
Al equilibrista que gobierna la Moncloa al menos hay que aplaudirle su autocrítica -disculpen el cinismo porque, claro, la culpa de todo sigue siendo de José María Aznar y Mariano Rajoy, además de Isabel Díaz Ayuso por su dumping fiscal- sobre todo lo que puede mejorarse en España tras seis años de Gobierno de coalición de izquierdas.
Los propósitos de enmienda y mejora del Gobierno español han de aplaudirse y dar margen de confianza. Otra cosa es cómo se van a ir sacando adelante. A Sánchez le crecen los deberes.
El primero, del cual conoceremos su resolución este otoño, son los Presupuestos Generales del Estado (PGE), en los que deberá buscar el apoyo de los partidos que le dieron la investidura. Entre ellos: Coalición Canaria, PNV y Junts. Cada uno de ellos querrá más agua para su molino y, en el caso del movimiento independentista liderado por Carles Puigdemont, es donde pueden surgir más dudas. ¿Qué pedirá el expresident a cambio de los siete votos afirmativos? Si los PGE no se aprueban por segundo año consecutivo -los de 2024 ni se presentaron al prorrogarse los del año 2023-, el futuro del Gobierno quedaría en entredicho.
El segundo deber será incluso más complejo y mantendrá el debate político y económico durante los próximos meses y, por qué no, años: establecer un nuevo proyecto de financiación autonómica a propósito del pacto suscrito entre PSC/PSOE y ERC, que evite -hoy por hoy imposible- soliviantar al resto de las autonomías.
Desde ‘activos’, Rosa María Sánchez ha puesto sobre la mesa estos deberes y los interrogantes macroeconómicos de la nueva temporada. España celebra los nuevos récords turísticos y seguirá a la espera de los efectos de la ansiada bajada de los tipos de interés que permitirán reducir la deuda, mejorar resultados y, quién sabe, si vender más Lamborghinis o Ferraris. Bienvenidos sean a pesar de Pedro Sánchez.
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