EMPRESAS

Las aleaciones de aluminio de Aleastur saltan de Gozón al mundo

La empresa asturiana, que cumple 50 años, cuenta con centros en Asturias y en Baréin, factura 170 millones de euros al año y exporta el 90% de su producción a 80 países

Sergio Martínez, CEO de Aleastur, ante su factoría de Gozón (Asturias).

Sergio Martínez, CEO de Aleastur, ante su factoría de Gozón (Asturias). / MARA VILLAMUZA

Marián Martínez

Oviedo

Su producto ni se ve ni se puede tocar. Pero está presente en cualquier aplicación de todos los sectores industriales: automoción, construcción, aeroespacial, envases... El Grupo Aleastur cumple 50 años y su especialización en la fabricación de aleaciones complejas de alto valor añadido para el aluminio convierte a esta compañía asturiana en uno de los operadores más relevantes y avanzados a nivel mundial con un papel crítico para la industria. Para celebrarlo, se acaba de alzar con el premio Empresa del Año en Asturias Banco Sabadell, como reconocimiento al esfuerzo para alcanzar un elevado grado de competitividad con la I+D y la innovación en su ADN.

Aleastur nació en Avilés en 1974 como una pequeña empresa, Repissa, ligada a la industria siderúrgica y en concreto a la antigua Ensidesa, la actual ArcelorMittal. Tras la gran crisis del acero de la década de los años 80, sus fundadores decidieron buscar en el aluminio una alternativa de futuro, al identificarlo como un nicho de negocio con pocos competidores mundiales y un producto de alta exigencia y tecnología, lo que les permitiría diferenciarse en el mercado internacional.

Y acertaron. Cinco décadas después de su fundación, la empresa tiene más de 300 empleados en plantilla y centros de producción en el municipio de Gozón, en la comarca de Avilés, y en Baréin (golfo Pérsico), además de filiales y puntos de distribución en otros 13 países. Facturan cerca de 170 millones de euros y más del 90% de su producción se exporta a unos 800 clientes de 80 países.

Alianzas de todo tipo

Una singularidad de Aleastur es su capacidad para establecer alianzas, tanto estratégicas, como accionariales e industriales. Lo explica su CEO, Sergio Martínez, señalando una serie de eventos y operaciones que les han permitido apalancarse, en el buen sentido, "en todos los órdenes, tanto financiero, como patrimonial, e industrial". "Empezamos con la Sociedad Regional de Promoción (SRP) del Principado de Asturias ya en los años 90, que fue un socio institucional externo, y a partir de ahí ya fuimos entrando en etapas de crecimiento con GED Capital en 2001", añade.

En 2012 montaron Esalrod con un socio industrial alemán. "Todas las compañías del grupo son 100% pertenecientes a la matriz, a Asturiana de Aleaciones, Aleastur, excepto Esalrod, que nació de una joint venture. Ya en 2016 -continúa el CEO- salió Ged Capital y entró un nuevo accionista minoritario que sigue hoy, que es el fondo soberano de Baréin (BMHC)".

La razón de esa apuesta por el crecimiento es sencilla, añade el CEO de la compañía asturiana: "Siempre lo hemos visto con un doble enfoque, de oportunidad y como mecanismo de defensa". Eso sí, manteniendo de manera constante el criterio de prudencia industrial y financiera.

Con estos principios, Aleastur apuesta por la geodiversificación como eje de su estrategia y encontró en Oriente Próximo una región mundial muy intensiva en aluminio, mientras en Europa el aluminio primario ha ido desapareciendo por la intensidad energética que conlleva. "Así surgió la alianza con el fondo soberano de Baréin, un país de pequeño tamaño que quería impulsar el sector de transformación del aluminio y atraer inversores extranjeros con tecnología, y que coincidió con nuestros intereses, porque estábamos decididos a incrementar la capacidad productiva, diversificar y ubicarnos en una geografía muy interesante para nosotros porque teníamos ya una cuota de mercado muy importante y nos conectaba mejor con otras regiones, como el sudeste asiático", explica. 

La inversión en la planta de Baréin en plena pandemia por el covid no fue la única apuesta de Aleastur en un momento tan crítico. En su ADN está la investigación, el desarrollo y la innovación, y fue también en 2020 cuando la compañía decidió constituir su propio centro de I+D junto a la fábrica. "Es una apuesta por el conocimiento de todas las personas que conforman el grupo. Lo que buscamos es que se consolide en una misma entidad reforzando equipos y capacidades para seguir con la I+D tradicional, pero también atender a otros proyectos más de futuro, de desarrollo de nuevas vías de negocio no asociadas al día a día", asegura el CEO de la multinacional.

Aleastur se ha adaptado y transformado a lo largo de estos 50 años para desde el pequeño concejo asturiano de Gozón dar el salto al mundo y convertirse con sus aleaciones complejas en un operador crítico en el sector del aluminio. Y lo ha hecho sin perder en el camino sus valores fundacionales, como son la visión de crecimiento de negocio y expansión mediante la búsqueda constante de nuevas oportunidades de negocio. De la mano de la I+D y la innovación, en esa permanente evolución, se apuesta por el desarrollo de nuevos materiales, la aplicación de la tecnología más avanzada, la inteligencia artificial y el tratamiento de los datos para afrontar nuevos proyectos, retos y oportunidades.

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