ENTREVISTA

Miguel Ángel López (Thyssenkrupp): "Necesitamos ya una infraestructura para llevar hidrógeno verde de España a Alemania"

El CEO de Thyssenkrupp señala que "hay que trabajar con EEUU y China para determinar los intereses compartidos y elaborar una hoja de ruta en común"

El CEO mundial de Thyssenkrupp, Miguel Ángel López.

El CEO mundial de Thyssenkrupp, Miguel Ángel López. / OLIVER LANG

Eugenio Mallol

El CEO mundial de Thyssenkrupp, Miguel Ángel López. Tras su paso por la presidencia de Siemens España, asumió en junio de 2023 el desafío de despertar al dinosaurio industrial alemán e introducirlo en la nueva era de la competencia global, marcada por la incertidumbre. Asegura que cumplir las previsiones, en un entorno económico tan hostil, ya es un éxito, pese a los retrocesos en ventas en sus divisiones más emblemáticas: acero y materiales. La economía debe ser electrificada y descarbonizada si quiere cumplir con los exigentes retos de sostenibilidad que impone Europa. 

El anuncio del recorte de 11.000 empleos en la división de acero de Thyssenkrupp AG se suma al clima de reconversión general en el que vive instalada la poderosa industria centroeuropea desde el fin de la pandemia, con ajustes y cierres similares en compañías emblemáticas como BASF [química] y Volkswagen [automoción]. ¿Está produciéndose un cambio de modelo industrial en Europa?

Nos encontramos ante una posible desindustrialización. En plena transición tecnológica, existe un tema muy importante de competitividad en energía. Lo fundamental en cualquier economía es el crecimiento y no lo tenemos, no hay un ánimo positivo en las sociedades, en Europa no hay una visión clara unificada. Hemos hecho crecer enormemente a China y muchas de sus industrias producen a la mitad de coste y en la mitad de tiempo. Y no sirve establecer barreras económicas, lo único que provocan son otros problemas de ineficiencia.

La inversión en plantas industriales en Estados Unidos triplica hoy a la de 2019. ¿Por qué Europa no puede hacer eso?

En Europa somos fundamentalmente exportadores. Si establecemos barreras tarifarias, lo que va a pasar es que otras economías respondan de la misma manera. Y si la exportación disminuye significativamente, entramos en la desindustrialización. El primer problema para la industria es la energía y el segundo es la infraestructura. Y también la educación, claro. 

Las industrias intensivas en consumo energético, entre las que se encuentra Thyssenkrupp, están forzadas a una reconversión.

A nivel europeo, no tenemos un sistema de energía eficiente y competitivo. Esto es uno de los principales contratiempos en Alemania y específicamente en Thyssenkrupp, sobre todo en la producción de acero. Tenemos que reemplazar el carbón por algo que sea eficiente en el sentido económico y de coste. He hablado con varios empresarios en España para ver cómo podemos solucionar el problema energético de Alemania a través de conectarnos mucho mejor. Porque si quieres producir energía limpia, solo tienes dos opciones en Europa: los países nórdicos o España.

Un trasvase de energía verde para consumirla en Alemania. Las interconexiones han sido siempre muy deficientes.

Han estado siempre descuidadas por razones políticas e intereses de otros países. El proyecto H2med quiere crear una conducción entre Iberia y el centro de Europa, sobre todo Alemania. Colaboro estrechamente con Arturo Gonzalo Aizpiri, consejero delegado de Enagás. Vamos a necesitar mucho hidrógeno verde para las plantas de acero.

En especial para la planta de reducción directa de acero que proyecta Thyssenkrupp.

Exactamente, 140.000 toneladas por año. En las primeras rondas de ofertas que hemos recibido, no hay un precio competitivo del hidrógeno verde comparado con el gas natural. Tenemos que negociar con el Estado alemán porque, de los alrededor de 3.000 millones que invertimos en la planta de reducción directa, aportará 2.000, pero condicionado al uso de hidrógeno verde. Tendremos que cubrir un tiempo con gas hasta que tengamos ese precio competitivo del hidrógeno verde. Lo que reclamo a los gobiernos europeos es que nosotros nos ocupamos de la inversión en maquinaria e industrial, pero ellos tienen que proporcionar una infraestructura eficiente y competitiva.

El transporte del hidrógeno no está resuelto desde el punto de vista tecnológico.

El único transporte competitivo es el tubo, no hay otro modo.

Licuado.

Sí. Esa es la única forma. Se puede convertir hidrógeno verde en amoniaco y luego crackearlo, pero no es competitivo. La transición ecológica se ha planteado sin demasiado foco. Lo que se ha hecho bien, específicamente en España, ha sido fomentar mucho la fotovoltaica y la eólica. Pero si quieres reducir CO2, hay cinco industrias o aplicaciones clave: acero, aluminio, química, cemento, transporte pesado y barcos. El transporte individual privado no es uno de esos sectores.

Son actividades estrechamente vinculadas, de forma directa e indirecta, a Thyssenkrupp.

El foco debería estar, evidentemente, en empezar por descarbonizarlos. El Estado, por buenos motivos, nos impide utilizar lo que ha sido la razón por la que hemos instalado nuestras plantas. Pero es lógico que, si me quita el fundamento de mi negocio, me dé a cambio algún reemplazo. Llevar la energía de donde hoy se hace ecológica al lugar donde la necesito, eso alguien me lo tiene que pagar.

Otra opción podría ser llevar la producción allí donde está la energía verde.

Ahí nos encontramos otra vez en el tema de la desindustrialización y de los proyectos estratégicos de regiones. ¿Quitaría el acero de Europa? No, ni en broma. Hemos visto las dependencias a lo que han llevado. Debemos decidir a nivel europeo cuáles son las industrias que queremos. Se ha hecho, pero se ejecuta de forma no muy eficiente. 

Hace falta una visión más sistémica, estratégica. Estamos solucionando las cosas un poco por separado.

Totalmente. Este enfoque estratégico se tiene que clarificar a nivel europeo y a partir de ahí, la ejecución puede ser más rápida.

Llama la atención que no haya mencionado el tema regulatorio. Es un carajal en Europa, tenemos que competir contra EEUU y China con la normativa europea.

Es un problema fundamental. Si tantos países se tienen que poner de acuerdo en todos los detalles, es lógico que esto se ralentice mucho y se complique también la definición y la implementación. En el ámbito de regulaciones, hay que aplicar una forma diferente de entender el tiempo y ser más pragmáticos, como EEUU con el IRA. Hay buenos ejemplos que se pueden copiar, no hace falta inventar todo de nuevo.

No comparte la política de competir con aranceles.

Cualquier forma de barrera invita a que los demás levanten más barreras todavía y tengamos una desventaja enorme. Hemos vivido muchísimos años de los beneficios que hemos hecho en China. 

¿Europa tiene que definir una postura estratégica respecto a China, Rusia y EEUU?

Primero, hay que definir una política industrial. Segundo, trabajar con EEUU y con China para determinar los intereses comunes y elaborar una hoja de ruta en común. La solución va a estar donde siempre está: conversar y llegar a acuerdos. Pero lo primero que necesitas para competir es una política industrial europea: sin ella no tienes el fundamento para decidir qué negocias.

¿No le parece que tengamos una idea clara de la política industrial europea? 

No la tenemos. 

En ese contexto, ¿le preocupa aún más a Thyssenkrupp la presidencia de Trump?

Para nosotros no hay mucha diferencia. Si miro los cinco negocios que tengo, no va a haber impacto negativo. Ahora bien, si vemos el ámbito global, esto ya tiene otra perspectiva. Políticamente, la tensión va a aumentar y esto nunca es bueno para el negocio. Muchas compañías chinas solo ganan dinero con lo que exportan, porque la peor competencia es la que practican entre sí. Si China no tiene potencial para crecer, se concentrará en Europa, que otra vez recibirá el impacto. 

¿Qué importancia puede llegar a tener el acero producido con hidrógeno verde en 2040?

Es muy positivo, con la condición de que tengamos las infraestructuras montadas. El consumidor no está preparado para pagar un plus verde. Si al CEO de una multinacional del automóvil le pregunto cuánto me paga de más por el acero verde, me dirá que tengo que ser competitivo. Lo que se tiene que solucionar realmente en Europa, aparte de la política industrial, es la estrategia clarísima cara a la energía. El mejor amigo de la molécula es el electrón.

Gigantes de la industria alemana -Volkswagen, BASF, Bayer- están acometiendo procesos de reestructuración. Usted ha cambiado liderazgos cúpulas directivas y ha desinvertido. El CEO de Bayer, Bill Anderson, defiende jerarquías flexibles en las firmas. 

Mucho liderazgo se puede asociar a la información. Bill estuvo en nuestro evento de los 100 ejecutivos top de Thyssenkrupp en octubre. La pregunta al final del encuentro fue: ¿tenemos que implementar ahora lo que está haciendo Bill? Y yo les decía que cada negocio tiene su especialidad y lo que es la energía para una fábrica de acero es la información para el liderazgo. Una buena digitalización en una fábrica no tiene que ser artificial, simplemente tiene que juntar todos los datos necesarios para poder tomar una decisión en un momento determinado. El de Bill es solo un camino.

¿Cuál es el camino de Thyssenkrupp?

Mi camino es que los diferentes negocios analicen a su competencia. Esto es lo que hicimos en el programa APEX. Si la competencia está en 10, y yo estoy en 5, cómo voy a reducir esos 5 puntos, teniendo en cuenta que ella también va evolucionando y va desarrollando cosas nuevas. 

Thyssenkrupp ha comentado la posibilidad de reestructurar Automotive Body Solutions y de desinvertir en Automation Engineering. ¿Esto encajaría en esta nueva visión de la compañía o son decisiones puramente económicas? 

Siempre he dicho que para tener un futuro la siderurgia en Europa necesitas un socio que tenga energía. Este verano vendimos el 20% de Steel Europe al grupo de Daniel Kretínsky. Esto generó muchísima polémica porque, como Thyssenkrupp había anunciado en las últimas décadas muchas cosas y nunca se ejecutaban, de repente algo ocurría, los políticos estaban descentrados y los sindicatos, furiosos. Aunque en realidad no ha cambiado nada, salvo que él tiene el 20%. Pero la estrategia sigue el camino hasta el 50%. Con Marine Systems hemos decidido la fórmula del spin off, sacarla la bolsa y dar acciones a los accionistas. A ver si lo podemos hacer el año que viene, soy bastante optimista. 

Thyssenkrupp apuesta por la captura de carbono y ha iniciado una ingeniería para el Grupo TISAN en Grecia. ¿Es esta una cuestión puntual? ¿Qué opciones le ve de futuro?

Creé el segmento de tecnologías de descarbonización pocos meses después de entrar en Thyssenkrupp. Estoy convencido de que es el futuro a largo plazo de la compañía.

Es mucho decir.

A largo plazo considero que esta es la visión que reúne todo. Tiene un propósito clarísimo que es descarbonizar, lo que dará acceso a talento y a capital, y un mercado en crecimiento a larguísimo plazo, para los siguientes 30 años. Muchas compañías financieras, hoy en día, tienen unas normas clarísimas: si no cumples tu propósito de descarbonización o tienes un ESG clarísimo, no van a invertir. Otro tema muy importante es ser una empresa realmente global. Con todos estos ingredientes, las tecnologías de descarbonización son una de las bases clarísimas en el futuro.

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