Opinión | TRIBUNA
4 ‘must’ para la supervivencia de una empresa familiar a largo plazo
La empresa familiar tiene unas características concretas que la diferencian del resto

Archivo - Mujer en una oficina / JUNTA - Archivo
La empresa familiar tiene unas características concretas que la diferencian del resto. En estas organizaciones, más allá de la búsqueda de un objetivo de rentabilidad común, pesan otros elementos, como los vínculos emocionales que unen a los miembros de la empresa entre ellos, que pueden condicionar la definición de los objetivos de la empresa y la toma de decisiones estratégicas.
Con todo esto, la propia naturaleza de la empresa familiar lleva a perpetuar un modelo de negocio que traspasa generaciones y sienta las bases de un legado familiar que va más allá de lo económico. Sin embargo, para pensar en ella a largo plazo es esencial establecer un sistema que organice la configuración futura de la empresa a todos los niveles y utilizar las herramientas adecuadas para asegurar su sostenibilidad en el tiempo, mecanismos que contribuirán a fin de cuentas a consolidar el negocio. Y es que es llamativo que solo el 33% de las empresas familiares logra pasar a la segunda generación, y apenas el 13% llega a la tercera, según datos recientes del Instituto de la Empresa Familiar, pues apenas una de cada tres cuenta con planes para asegurar su sucesión.
Establecer unos criterios de gobernanza corporativa
Por todo ello, aunque son muy populares conceptos como ESG, responsabilidad corporativa, etc, lo cierto es que la gobernanza corporativa no puede ser una práctica destinada a cumplir unos estándares, sino que debe ser una de las patas sobre las que se construya una empresa familiar. Regular el funcionamiento de los órganos de gobierno y establecer un diseño que automatice la configuración futura de la dirección ayudará a evitar problemas complejos.
La coyuntura actual de incertidumbre es un añadido para basar en el gobierno corporativo el desarrollo y cumplimiento de las metas de la compañía. Su razón de ser también es la de proteger los derechos de los accionistas y establecer un criterio claro sobre el que equilibrar su funcionamiento.
Garantizar un marco jurídico sólido
Muy en línea con esto, la singularidad de la empresa familiar debe verse reflejada igualmente dentro de un marco normativo estable que garantice la continuidad del negocio. Cuanto más robustos sean los pilares sobre los que se sustenta, mejor será su organización y funcionamiento. Uno de estos elementos fundamentales es el marco jurídico que rodea a la gestión del patrimonio. La seguridad jurídica no solo protege los intereses familiares, también protege a la compañía de cara a elementos externos. En este sentido, es clave la definición de un protocolo que garantice, por ejemplo, la sucesión generacional evitando conflictos. Este protocolo debe asegurar los pasos a dar llegado el momento.
Es importante incluir aspectos que en el día a día pueden parecer no importantes pero que pueden llegar a ser fundamentales al momento de definir la estructura accionarial. Por ejemplo, el régimen en el que los miembros de la familia establecen sus nuevas familias, la Comunidad Autónoma en la que están viviendo los hijos, sobrinos, etc., ya que en determinadas comunidades la convivencia en un periodo determinado puede acarrear los mismos derechos que si se trata de un matrimonio convencional, entre otros.
Un tercer aspecto es tener garantías notariales que permitan actuaciones a los miembros familiares sobre la empresa en diversos supuestos, como puede ser el fallecimiento o una incapacidad del CEO de la empresa familiar. Y se da por sentado la importancia de tener un testamento bien redactado que evite problemas en la sucesión.
Saber distinguir entre patrimonio familiar y empresarial
Una empresa familiar es así también los miembros que la forman y no todos pueden ocupar los mismos roles. Por eso es tan necesario establecer desde el principio un objetivo común, para evitar errores. Uno de los más repetidos en la empresa familiar es no saber diferenciar entre las finanzas del negocio y las finanzas personales. Tiene que haber un límite claro. Cuando entran en escena la distribución de dividendos, la gestión del endeudamiento, la reinversión o cualquier movimiento corporativo, es más complicado discernir entre lo personal y lo empresarial, y es fácil invertir, avalar o tomar decisiones movidas desde ese terreno más personal. La homogeneidad y profesionalización de los procesos contribuirá a una mejor toma de decisiones y a la preservación del patrimonio.
Por otro lado, desde una visión más financiera, erigir una administración robusta a través de auditorías y políticas de transparencia y sostenibilidad será del mismo modo ineludible para marcar el devenir y sustento de la compañía y garantizar la viabilidad a largo plazo.
Establecer objetivos financieros personales y empresariales puede ser una buena idea. Un asesor financiero puede tener en cuenta el total del patrimonio pero debe de saber distinguir entre los objetivos en cada uno de los momentos y en cada una de las esferas.
Perpetuar una identidad que se convierta en su legado
Y más allá de la estructura de gobernanza de la compañía y un marco normativo robusto y sólido, existen una serie de intangibles que no solo conforman la empresa familiar, sino que también constituyen verdaderamente su razón de ser. Una de ellas es precisamente la identidad, que pasará a ser parte de su legado. Este legado tiene como voluntad querer prolongar y consolidar esa identidad en el tiempo y es un pilar fundamental en la empresa familiar. Como decíamos, la rentabilidad, dentro de que es necesaria para la viabilidad económica de una empresa, no es más esencial que la planificación familiar y esa búsqueda de lo propio, de una identidad única que le hace diferente a su competencia. Ese legado será el esqueleto que vea pasar generaciones, le distinga y le haga permanecer inmutable.
Un recurso que puede ayudar en este sentido es contar con profesionales externos especializados en gestión de empresas familiares que otorguen equilibrio y experiencia en este tipo de procesos, pues un análisis objetivo y la adaptación de las estrategias a ese análisis será crucial para el éxito a largo plazo de la organización.
En definitiva, la empresa familiar representa un modelo distinto a lo habitual dentro del mundo empresarial, donde el aspecto económico convive con un sentimiento de pertenencia, unos valores, una identidad. Por ello, más allá de las estrategias financieras, proyectar su sostenibilidad en el tiempo no solo se antoja indispensable, sino que es el camino para iniciar una senda de crecimiento a la vez que se mantiene el patrimonio familiar. Esta es la receta para poder adaptarse a un entorno cambiante (cada vez más) sin perder la esencia.
Esto solo se conseguirá robusteciendo las bases sólidas sobre las que se establece la empresa: la estructura financiera, la gobernanza corporativa, la seguridad jurídica, la adaptación a los cambios y la capacidad de transmitir de generación en generación la misma idea, pero asimilada a las aptitudes de un presente que sea estable para la empresa.
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