Los alimentos básicos ya no son tan básicos para los aragoneses
A pie de calle, los consumidores aragoneses afirman comprar menos productos de alimentación por un precio más alto, motivo por el cual optan por sustitutivos más baratos o por productos ya procesados. O, directamente por comprar en mucha menor medida esos alimentos indispensables como la carne o el pescado.

Varias personas comprando en el Mercado Central de Zaragoza, este jueves. | JOSEMA MOLINA
En la era del tupper, la prisa y la subida de precios generalizada de la cesta de la compra, hay productos de alimentación que se sustituyen por otros más baratos y, quizá, menos sanos. Según datos nacionales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ahora se consume menos en cantidad, pero el gasto va en aumento.
La mayoría de consumidores no han dejado de adquirir alimentos de primera necesidad por la subida de precios, pero sí que notan que compran menos por el mismo precio. "Principalmente ha disminuido mi consumo de salmón", afirma Paulina Lama. Una declaración que respaldarían los datos oficiales, ya que según el Ministerio, el consumo de pescado ha disminuido en un 2,7 % respecto al año pasado.
Pese a que «el aceite se ha puesto un poco disparado», Joaquín Álvarez sigue comprando productos básicos como el pan, el agua, las verduras o la carne. En su casa se hace una «compra fuerte a principio de mes» de unos 300 euros, más las compras adicionales por unos «50 o 70 euros». Cantidades que Josefa Gil percibe que van «hacia arriba, hacia arriba y hacia arriba» porque «marca un precio y dos meses más tarde son 40 o 60 céntimos más caro».
"Hay que ir perfeccionando la nevera"
No solo en el supermercado, «ir a tomar una caña o un vino» también es más caro ahora, a su juicio. En su caso va a comprar «más o menos cada semana», aunque luego «hay que ir perfeccionando la nevera» y siendo dos, dice, se gastan «unos 150 euros». Como son «de comer sano», en su dieta incluyen «verduras, frutas, pescados y poca carne».
Nieves Cuadra también coincide en los «viejos confiables» como las «frutas, verduras, carne y pescado» y, pese a que los precios suban, ella «prioriza la salud». Como casi todos los encuestados, compra todas las semanas y «gasta más cada vez». En su caso, prefiere «comprar en el mercado producto local de calidad y, si puede ser, ecológico». Nieves asegura que «de la alimentación depende la salud» y que es un aspecto «necesario». Pero según apunta, no tiene «cinco hijos ni hijos estudiando», por lo que entiende que «cada uno tiene que adaptarse a la situación que tiene».
Para Constancio Núñez, padre de tres hijos, «los básicos ya no son básicos a nivel de precio» debido a que «es lo que más se ha encarecido» y al tener que comprarlos sí o sí «no puede escaparse del gasto». Una compra que, aunque se aleja de lo «gourmet», alcanza valores de «fácil unos 1.000 euros mensuales». «La fruta, a mí que personalmente me gusta mucho, era asequible y ahora es carísima», sostiene Constancio, que también nombra al aceite como artículo «intocable».
Huevos y plátanos
«Yo sigo comprando los huevos, los plátanos –que han subido ahora bastante– y en general ha subido todo», es lo que subraya Pilar Lázaro quien añade que «antes con 100 euros o 120 comprabas bastante» y ahora «son 150 y te llevas menos cosas», sostiene. Ella no mira con lupa los precios si necesita los productos. Sin embargo, reconoce que «la familia que tiene más hijos, si cobra 1.500 euros, no sé cómo hace para llegar» ya que «tienen que mirar mucho lo que compran». Aunque no es su caso, Pilar conoce de cerca que «otras personas sí que han dejado de comprar porque no les llega».
Mercedes Darriba «siempre» compra «lo mismo» y por eso paga «lo que le piden». La alimentación en su casa se basa en «verdura, carne, pasta y legumbres» y para las cenas no se molesta y opta por «un sándwich». «Sí que noto que pago más, pero como lo mismo», sentencia Darriba. Y señala que «el pescado como la merluza» ya siempre lo compra «congelado», pero ese es el único cambio de hábito de consumo que ha hecho tras la subida de precios.
En su mayoría, los consumidores aragoneses, según sus declaraciones a pie de calle, han optado por productos de alimentación sustitutivos de los básicos en busca de los precios más asequibles y han eliminado de su lista lo delicatessen, aspecto que incide de lleno en las cifras de consumo en la comunidad, que se han visto menguadas de manera considerable, al menos, dentro de los hogares.
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