La avena se ha convertido en los últimos años en un producto de alta demanda debido a su aportación nutricional y contribución a la dieta saludable, pero no era habitual que en Aragón se cultivase, al menos no para el consumo humano. La Cooperativa Santa Orosia del Grupo AN dedica este año 150 hectáreas al cultivo de avena para producir copos para consumo humano, una demanda que sigue una trayectoria en constante crecimiento y que desde hace cinco años se analiza en la plataforma de ensayo que tienen en Espuéndolas.

Aquí se estudia el desarrollo y la adaptación de cuatro variedades de avena de consumo humano y nueve de forraje. «Esta plataforma es de ensayos estadísticos de la red Genvce (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos en España). Tenemos distintas variedades que nos interesa saber cómo pueden adaptarse a la zona», explica Aitor Usúa, técnico en la cooperativa jacetana.

El cultivo de avena precisamente no ha sido de los más habituales en la zona en los últimos años, al menos para el consumo humano. Se trata de un producto con ciertas características forrajeras esenciales para la alimentación animal. «La avena de consumo humano hace cinco años que se empezaron a realizar los primeros ensayos por intereses de empresas privadas, porque la avena sí que se ha cultivado aquí históricamente pero para alimentar al propio ganado de la explotación por su calidad forrajera», destaca Usúa.

En la plantación actual, se dispone de nueve variedades de avena normal y cinco de consumo humano. Para el estudio y la comprobación de su adaptación al medio, se estipulan cuatro repeticiones de cada uno de los tipos y en diferente disposición.

«Conseguimos ver la evolución del desarrollo del cultivo e ir valorando, durante el cultivo y poscosecha, su adaptación o comportamiento en la zona», indica el técnico agroalimentario. La variedad husky es con la que actualmente se trabaja en la cooperativa para la transformación en la industria agroalimentaria, en una zona en la que se obtienen unos rendimientos medios de 6.000 kilos por hectárea.

Además, este año la producción será sana «porque las lluvias han venido de perlas», añade Aitor Usúa. «Tiene buena pinta, aunque ahora que no venga el calor de golpe porque esto empezará a caer enseguida», esperan en la cooperativa jacetana.

Además, tampoco han tenido que hacer frente a enfermedades vegetales. «La evolución está siendo bastante buena, nos está acompañando el clima. En invierno, en diciembre hubo más precipitaciones pero la avena lo resistió bien, y las heladas tampoco han comprometido los cultivos. No hemos detectados tampoco enfermedades», apostilla Usúa. Por todo ello, y debido a que las pruebas están siendo «buenas», se espera aumentar la superficie de cultivo.

El proyecto de la Cooperativa Santa Orosia se enmarca dentro de las Jornadas de Cereal de Invierno de 2021, organizadas por el Centro de Transferencia Agroalimentaria del Gobierno de Aragón, en colaboración con Red Aragonesa de Cultivos Extensivos y Leguminosas (Arax) y con el apoyo de la entidad financiera Cajamar.