Eres mi despertar,
mis «5 minutos más»,
mi forma me acomodarme,
de darte mil vueltas
para sentirte mejor,
aquello sobre lo que sueño;
en los mejores y en los peores sueños.
Estás a mi lado siempre;
en las buenas y en las malas.
He derramado muchas lágrimas
sobre ti,
te he susurrado;
toda mi felicidad, todos mis secretos, preocupaciones, bobadas, fantasías, ideas, conceptos...
Deleitado con mis conversaciones conmigo mismo y has observado como he cuestionado mis propios actos, pensamientos e ideas,
se podría decir que me sientes como nadie, básicamente porque eres todo lo que he sentido y siento,
contigo me expreso,
algo que verbalmente no podría hacer,
tienes mi plena confianza y persona,
eres mi fiel compañero y psicólogo que me acompañará hasta mi último suspiro,
aunque algunas veces no confíe en ti tanto como debí hacer,
es irónico,
siempre pensé que solo los demás me ayudaban,
y fue entonces; en aquel momento.
Me di cuenta,
nunca nadie me ayudó tanto como me ayudé.