Como un estudiante que deja el estudio para el día antes del examen, muchas empresas han esperado a que entrara en vigor el decreto ley que las obliga a registrar la jornada laboral que realizan sus empleados, para ponerse a hacer los deberes.

Desde la pasada semana, todas las empresas en España, sea cual sea su tamaño y sector de actividad, deben controlar las horas en las que sus trabajadores empiezan y terminan de trabajar.

La medida ha sido puesta en marcha por el gobierno socialista de Pedro Sánchez y pretende luchar contra la precariedad laboral y poner coto al número de horas extra que los trabajadores no cobran ni con dinero ni con días de descanso.

Muchas empresas, sobre todo las más grandes y con jornadas más rutinarias, ya contaban con sistemas para registrar la entrada y salida de sus trabajadores y el tiempo que permanecían en su puesto de trabajo.

Hasta hace unos años, este registro tenía como finalidad que los empleados cumplieran con el número de horas que ponía en sus contratos, para evitar que la gente se ausentara de sus puestos o acabara su jornada antes de tiempo.

No obstante, la actual medida del Gobierno pone el foco en las empresas para que respeten los derechos de los trabajadores y evitar algunos abusos que se vienen cometiendo desde que comenzase la crisis.

Uno de las más comunes es el aumento de las horas extra que el trabajador realiza sin recibir dinero o tiempo de descanso por ello, lo que algunos sindicatos consideran «una forma de explotación» laboral.

Las horas extra son un fenómeno cada vez más habitual en la economía española. Según datos del primer trimestre de 2019, en España hay casi 376.000 trabajadores que realizan un total de 2,96 millones de horas extra a la semana, lo que no solo constituye un exceso de jornada sino que contribuye claramente a que haya más situaciones de estrés laboral.

En este sentido, para los expertos en Derecho laboral, la nueva norma puede ser «una oportunidad para mejorar la salud de los empleados y administrar mejor su tiempo, lo que se traduciría en una mayor productividad».

Críticas de los empresarios

Sin embargo, la norma para controlar el horario de los empleados, que ha sido avalada por el Tribunal Superior de Justicia Europeo (TSJE), ha generado inquietud y caos entre las empresas, por la mayor carga de trabajo que supone y la poca información que se les a ha proporcionado para cumplir con la ley.

Entre los contrarios a esta medida se encuentran las asociaciones de empresarios, es decir, la patronal. El principal argumento es que muchas empresas todavía no tienen claro cómo deben ser los sistemas para registrar la jornada laboral de sus empleados ni qué pasa con aquellos trabajadores con jornadas cambiantes o que no tienen un puesto fijo.

Desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) Aragón explican que «los dos meses que ha habido para adaptarse a la norma no han sido suficientes» y recuerdan que «estar en el puesto de trabajo no implica estar trabajando».

Además, las organizaciones empresariales señalan que la medida afecta fundamentalmente a las pequeñas y medianas empresas, a las que supone un mayor esfuerzo y papeleo contar con sistemas para que los trabajadores fichen y llevar el registro de las horas.

Desde Cepyme Aragón -organización que representa a las pequeñas y medianas empresas de la comunidad- consideran que esta norma es «un sinsentido» y que solo tiene afán «recaudatorio», ya que muchas pymes no cuentan con estos medios para controlar la entrada y salida de los trabajadores y ahora se arriesgan a una multa de hasta 6.250 euros.

Con la nueva norma, los inspectores de trabajo pueden presentarse en las empresas para comprobar que se está realizando el registro y que se respeta la jornada de los empleados.

Por otro lado, los sindicatos ven con buenos ojos esta medida para que se respeten los derecho de los trabajadores. «Esta norma va a hacer aflorar las horas extra que no se pagan, sobre todo en el sector servicios», apuntan desde UGT Aragón.

Desde este sindicaro consideran «fácil» la implantación de los sistemas de registro por parte de las empresas, porque existen múltiples herramientas informáticas y puede hacerse «con un simple libro de anotaciones».

Con ellos coincide CCOO Aragón. En opinión de este otro sindicato, la norma va a ayudar a poner coto a los abusos de horas extras. «Hay que cambiar el chip; se tienen que retribuir o compensar. Y si es necesario, contratar a más personal», inciden.

Según cálculos de CCOO Aragón, solo en nuestra comunidad se realizan en torno a unas 70.000 horas extra cada trimestre que no se pagan ni con dinero ni con días de descano, lo que equivaldría a dar trabajo a 1.745 personas.

Desde la organización de trabajadores destacan que las horas extra no pagadas se concentran en mayor medida en empleos considerados de mayor calidad: empleos indefinidos, a tiempo completo, ocupaciones técnicas y profesiones del sector servicio, desempeñadas habitualmente por hombres.

Guía explicativa

Ante la polémica que ha suscitado la aplicación de la nueva normativa, desde el Ministerio de Trabajo del Gobierno de España han editado una guía práctica de 10 páginas para orientar a las empresas y aclarar las muchas dudas que ha generado la normativa.

En último térmico, esta guía deja la pelota en el tejado de las empresas, para que estas negocien con los representantes de sus trabajdores la fórmula en la que se va a llevar a cabo el registro, aunque son ellas las que tienen la última palabra.

La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, recordó la semana pasada que la nueva norma se aprobó el pasado 8 de marzo y que las empresas han tenidos dos meses para poder llevar a cabo los cambios necesarios para su cumplimiento.

Lo que ha ocurrido, a su parecer, es que «nadie se lo ha tomado en serio» y la medida les ha pillado «sin los deberes hechos».

«No estamos tan locos para establecer un sistema rígido de fichaje», comentó la ministra, quien precisó que la intención del gobierno no es «cargarse» la flexibilidad en las jornadas laborales ni el trabajo desde casa, figuras cada vez más habituales.

Valerio aseguró que el registro de la jornada no significa «que todo el mundo tenga que ir con la ficha en la boca» y que existen mecanismos para fichar «on line», por medio del ordenador o del móvil.